Llevamos meses hablando de la crisis. Viviendo sus efectos y sufriendo sus golpes. Desde el primer café de la mañana hasta la última copa de la noche, la crisis está tan presente en nuestra vida como los antidepresivos, los cuales han experimentado un aumento en su consumo superior al 30 por ciento. Y porqué? por la crisis. Enciendes la tele, en una acto casi masoquista, y ves durante un rato las noticias mientras desayunas, hasta que te das cuenta de que se te está atragantando el café y la apagas. Los telediarios, los periódicos, todos los medios hablan sin cesar de la crisis. De sus culpables, de sus causas, de sus relativas y lejanas soluciones. Unas soluciones que cada vez parecen más duras de aplicar. Todos los sectores de la economía se han visto afectados. El consumo ha bajado, la agricultura está continuamente pidiendo ayuda, los impuestos suben, las empresas publicas se privatizan, los ERES son cada vez más comunes y sencillos de aplicar, las empresas quiebras, los autónomos tienen pánico a perder sus negocios, sus avales y su vida entera,...
Nada que no sepamos. Es imposible no estar al tanto de la crisis y de sus devastadores efectos en una economía que años atrás parecía sana.
Pero desde ayer, parece que ya no hay crisis. Toda la importancia que se ha estado dando a la economía en los últimos meses, ha sido eclipsada por otra noticia que parece ser para muchos de suma importancia. "Habemus Papam", oímos ayer, entre llantos de alegría y toses por la cantidad de humo que salió de la chimenea. El mundo entero contuvo el aliento ante la nueva figura que se erigía en El Vaticano. De repente nada más existía, ya tenemos Papa y todo está arreglado. Es acaso el Papa un economista que vaya a rescatar a la economía? quizá pudiera hacerlo vendiendo las joyas y las riquezas del Vaticano, pero no es así. Es acaso el Papa un negociador experimentado que acabe con las guerras y disputas en Afganistán en Egipto, en Siria...? no, no lo es. Es acaso el Papa un agricultor que proporcione comida al hambriento?
Es el Papa alguien que pueda erradicar el hambre, eliminar la pobreza, acabar con las guerras, traer paz y felicidad al mundo? Pues no, no lo es. Quien es esta figura que representa la máxima autoridad de la Iglesia, y me atrevería a decir del mundo?
Todos se rinden ante él, escuchan sus palabras y siguen con fe sus indicaciones. Pero, no es acaso la iglesia unos de los mayores "holdings" del mundo? Estamos ante una representación religiosa o al Amancio Ortega de el Vaticano? El Vaticano es uno de los países-estados más ricos del mundo, tienen poder, influencias, y valga la redundancia, su palabra va a misa.
Miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el mayor despliegue de medios que se pueda imaginar y una expectación inigualable.
No creo que jamás haya habido tanta gente mirando una chimenea humeante al mismo tiempo.
En fín, lo de siempre, que cada unos es libre de creer y hacer lo que quiera, que el tener una fe o religión, puede ser muy útil para mantener viva esa esperanza que parece haber abandonado nuestra vida.
Solo, de vez en cuando, conviene recordar que igual que las demás personas, los Papa, los cardenales y demás representantes religiosos, son seres humanos, no son héroes ni dioses todopoderosos. No se trata de tener una religión u otra, se trata de aunar fuerzas para salir adelante. Salir de la crisis, salir de la guerra, salir de la desesperada situación que tantos millones de personas viven en el mundo. Y, mas allá, de lo que un señor vestido de blanco diga desde la ventana de su apartamento, ésa es una labor de todos.
Si es este papa el que consigue poner orden en este descabellado mundo en el que nos ha tocado vivir, bienvenido sea, y si no, deberemos seguir luchando por lo más preciado que nos han dado, LA VIDA.
Nada que no sepamos. Es imposible no estar al tanto de la crisis y de sus devastadores efectos en una economía que años atrás parecía sana.
Pero desde ayer, parece que ya no hay crisis. Toda la importancia que se ha estado dando a la economía en los últimos meses, ha sido eclipsada por otra noticia que parece ser para muchos de suma importancia. "Habemus Papam", oímos ayer, entre llantos de alegría y toses por la cantidad de humo que salió de la chimenea. El mundo entero contuvo el aliento ante la nueva figura que se erigía en El Vaticano. De repente nada más existía, ya tenemos Papa y todo está arreglado. Es acaso el Papa un economista que vaya a rescatar a la economía? quizá pudiera hacerlo vendiendo las joyas y las riquezas del Vaticano, pero no es así. Es acaso el Papa un negociador experimentado que acabe con las guerras y disputas en Afganistán en Egipto, en Siria...? no, no lo es. Es acaso el Papa un agricultor que proporcione comida al hambriento?
Es el Papa alguien que pueda erradicar el hambre, eliminar la pobreza, acabar con las guerras, traer paz y felicidad al mundo? Pues no, no lo es. Quien es esta figura que representa la máxima autoridad de la Iglesia, y me atrevería a decir del mundo?
Todos se rinden ante él, escuchan sus palabras y siguen con fe sus indicaciones. Pero, no es acaso la iglesia unos de los mayores "holdings" del mundo? Estamos ante una representación religiosa o al Amancio Ortega de el Vaticano? El Vaticano es uno de los países-estados más ricos del mundo, tienen poder, influencias, y valga la redundancia, su palabra va a misa.
Miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el mayor despliegue de medios que se pueda imaginar y una expectación inigualable.
No creo que jamás haya habido tanta gente mirando una chimenea humeante al mismo tiempo.
En fín, lo de siempre, que cada unos es libre de creer y hacer lo que quiera, que el tener una fe o religión, puede ser muy útil para mantener viva esa esperanza que parece haber abandonado nuestra vida.
Solo, de vez en cuando, conviene recordar que igual que las demás personas, los Papa, los cardenales y demás representantes religiosos, son seres humanos, no son héroes ni dioses todopoderosos. No se trata de tener una religión u otra, se trata de aunar fuerzas para salir adelante. Salir de la crisis, salir de la guerra, salir de la desesperada situación que tantos millones de personas viven en el mundo. Y, mas allá, de lo que un señor vestido de blanco diga desde la ventana de su apartamento, ésa es una labor de todos.
Si es este papa el que consigue poner orden en este descabellado mundo en el que nos ha tocado vivir, bienvenido sea, y si no, deberemos seguir luchando por lo más preciado que nos han dado, LA VIDA.