viernes, 1 de enero de 2016

Un año nuevo, cero propósitos

De nuevo el año se ha diluido en sorbos de champagne. Este año ha sido especialmente duro para mucha gente a pesar de que prometía ser uno de abundancia de acuerdo a las predicciones típicas del uno de enero que auguraban que gracias a su combinación numérica gozaríamos de una riqueza mayor. 
Parece ser que para la gran mayoría no ha sido así. Por lo que si el plan del año pasado no ha funcionado es preciso hacer uno nuevo. Parece imposible que por una vez nos olvidemos de listas y de propósitos, de planes y fechas. Nos llenamos la boca de uvas cada 31 de Diciembre y rotulamos en ellas un dorado "Carpe Diem" pero según tragamos esas uvas, se nos ahogan las palabras en la garganta. 

Hay momentos en los que nos parece estar viviendo al máximo, disfrutando de cada momento y saboreando las mieles de los placeres más banales a la vez que reconfortantes sin importarnos nada más que el siguiente sorbo de vino. Sabemos que eso es una ilusión, pues es inevitable que las personas hagamos planes de futuro, lo cual hasta cierto punto puede ser necesario y hasta saludable pues nos da una seguridad que nos hace falta para quitar presión a la rutina diaria. pero hasta cuando disfrutamos de esa sensación de libertad espontánea, de esos momentos despreocupados y de los buenos deseos de vivir el presente, eso es otra cuestión. 
Siempre podemos culpar a la complicada sociedad en la que nos vemos inmersos y que, a veces, no llegamos a entender del todo. la necesidad de estudiar o trabajar, adquirir una casa en algún momento y la de tener esa estabilidad familiar que nos presentan e inculcan desde pequeños. 
Las típicas tradiciones y convencionalismos que suelen hacer que olvidemos lo que realmente queremos. 
Pero en Nochevieja, o bien al día siguiente o el siguiente incluso, en algún momento en el que tengamos un poco de lucidez o al menos sobriedad, hacemos una lista mental de lo que realmente queremos o al menos lo que sabemos que debemos hacer. 
Si miramos en cualquier revista femenina hay un "top 5" que año tras año te recomiendan como si fuesen los mandamientos del nuevo año

  1. dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol, justa apreciación que a nadie le hace daño
  2. hacer mas deporte o actividades al aire libre, normalmente implicando que perdamos peso
  3. pasar mas tiempo en familia, no trabajando tanto
  4. dedicarse tiempo a una misma, de nuevo no trabajando tanto
  5. gastar menos dinero y ahorrar
Cosas mas o menos difíciles que suelen venir acompañadas por los adecuados productos para conseguiros. Productos como chicles para dejar de fumar; gimnasios de moda y la correspondiente ropita fosforita para asistir a sus clases; tratamientos de belleza que te harán "sentir bien contigo misma", como si por una manicura olvidaras el resto de tus preocupaciones; y una larga lista de cosas que los patrocinadores de las revistas nos recomiendan por un "módico" precio. 

Dejando las revistas y los convencionalismos aparte, los propósitos para un año recién nacido, varían mucho con la edad, podría decir que incluso más en el caso de las mujeres, que tenemos unos años en los que el instinto maternal se va despertando, en algunos casos, pero o cierto es que los deseos de conseguir algún reto no dejan a nadie fuera del juego independientemente de su sexo o condición. Desde el que quiere cambiar de coche este año como si le fuera la vida en ello, hasta la que quiere tener hijos. los propósitos se basan en nuestros deseos mas secretos que con frecuencia no verbalizamos delante de los demás- 
Llegado este punto, me pregunto si no estaremos mascarando nuestros verdaderos deseos diciendo que lo único que nos importa es perder unos cuantos kilos o abandonar los cigarrillos. 
Quizá un deseo latente de tener pareja, o mas vida social, o hijos, o hacernos tratamientos estéticos para mejorar nuestra autoestima sea lo que realmente le pedimos al nuevo año pero no lo reconocemos por vergüenza miedo a lo que los demás puedan pensar. 

Sea como sea, el deseo conlleva un problema y es la decepción. Al no conseguir siempre lo que queremos, sentimos frustración, o o tristeza e incluso culpa si hemos hecho algo que no debíamos. Todo ello nos deja sintiendo una sensación de fracaso que intentamos solventar con un nuevo deseo, otro proyecto en el que embarcarnos. Pero olvidamos que durante ese tiempo que hemos dedicado a un único objetivo, hemos perdido quizá otras oportunidades que han pasado muy cerca de nuestro lado pero ni siquiera hemos percibido. el gran error está en pasarnos la vida haciendo planes sin cesar, sin concedernos un minuto para quedarnos quietos, abrir bien los ojos y respirar. Un minuto para ver lo que ya tenemos y disfrutarlo. un minuto para dejar de querer y desear tener algo mas y admirar todo lo que nos rodea. Pues quizá no tengamos pareja, pero tenemos buenos amigos; tal vez no tenemos nuestra casa soñada, pero tenemos un hogar, puede que no seamos todo lo ricos o esbeltos o atractivos que queríamos llegar a ser pero tenemos aire en los pulmones, comida, salud...cosas tan simples que damos por hecho que siempre olvidamos. 
No se trata de conformarse, se trata de disfrutar. De olvidarse tanto de los planes y los propósitos como de aquella famosa frase "Carpe diem". Pues no es necesario lanzarse a vivir una vida despreocupada en la que sólo nos importe el aquí y el ahora, se trata de dar el justo valor a lo que tenemos cerca, empezando por esas personas especiales que se cruzan en nuestro camino. 
Feliz 2016