lunes, 30 de septiembre de 2013

En busca de la palabra perdida



Si esa cosa que,... cómo se dice.... si hombre cómo era esa palabra.....
¿Te suena? A todos se nos queda la mente en blanco algunas veces, nos quedamos pensando intentando que la ciencia infusa nos ayude a encontrar la palabra adecuada que encaje en nuestra frase. Me gusta utilizar las palabras nuevas que encuentro cada día en el periódico, en la calle, en unc artel, en un libro de complicadas paradojas y poemas,....
Me gusta saber qué término emplear al contar una historia.
Me encanta saber qué decir en cada momento y jamás quedarme en blanco.
Es más me fascina, aún a riesgo de resultar pedante, ganar batallas dialecticas en las que, valiendote de la mordacidad consigues dejar al oponente sin palabras por no saber contetar. En el apartado "la palabrita del día" se incluirán palabras que poder adoptar como los nuevos miembros de nuestro vocabulario diario. 

Por una misma


Hoy hablamos de belleza, es inevitable caer de vez en cuando en las fauces de alguna de esas revistas de moda que no hacen sentir como ballenas ante la contemplación de esqueléticas modelos anunciando anti celulíticas. O programas que enseñan las maravillosas colecciones y tendencias fashionistas de la nueva temporada en esculturales cuerpos. Somos chicas y tenemos que hacer sacrificios para estar más guapas, no por nadie. No para nadie más que para nosotras mismas. A veces son tareas desagradables que  a nadie le apetece hacer, llamémoslo depilación, dieta, etc. Pero cuando se tiene claro que todo eso se hace de forma voluntaria y simplemente para sentirse bien con una misma, no por conseguir aceptación pública, la vida se ve mucho más fácil. En esta sección, dedicaré pequeñas reseñas a productos saludables sobre los que tengo experiencias positivas, así como pequeñas críticas a aquellos que no han resultado ser tan espectaculares como se prometía. Porque a todas nos viene bien un consejito de vez en cuando, este apartado se dedica a ello. También habrá tiempo para hablar de hábitos saludables, productos interesantes, y trucos de belleza. 

A solas

Deseos sufragados en duchas frias
Noches en vela de cuerpos enredados
Amaneceres de despedidas
Tardes de espera en mensajes enviados

Solo las velas y el vino
Fueron del amor testigos

Solo el calor del día
Sólo, de la noche el frio
Solo el motor de un avión
Solo el recuerdo de esa pasión

Ese ha sido mi equipaje
Un puñado de recuerdos
Sin ropa, sin pagar peaje
Sin maletas que cargar
Ni compromisos que agarrar

Fueron solo algunas horas
Nada más que unos pocos los días
Son muchos los remordimientos
Son las cosas que tiene la vida

La conciencia de lo erróneo
La presión de lo perdido
La incertidumbre de lo encontrado
La ilusión de lo desconocido

No hay respuestas, no hay preguntas
No hay promesas, no hay disputas

Hay un diem con su carpe
Que recuerda entre las copas
Que hay que disfrutar cada instante
Aun que ahora lo haga a solas



Gente Pez


Rozando la felicidad,
sintiendo de nuevo
respirando sin dificultad
reiniciando el vuelo

siempre pensando, creyendo y soñando
con miedo de de acabar fracasando
ahogando palabras
que no me atrevo a decir,
olvidando caras blancas
para dejar de sufrir.

Temiendo perder el presente,
intentando olvidar el pasado
saliendo poco a poco adelante
intentando conseguir lo deseado
pero con paso firme y seguro
para no equivocarme otra vez
pensando en iniciar un futuro
donde no me sienta tan pez.


una ilusión

Es la vida hecha de pequeños placeres
de bellos colores esparcidos en ciegos ojos
de sonidos suaves perdidos en oídos sordos
de amores ahogados en tristes corazones

es el amor hecho de pequeños sinsabores
de cortos momentos congelados en el tiempo
de grandes palabras versadas sin tiento
de memorias de plata pintadas de decepciones

Es el amor hecho de pequeños sinsabores
De cortos momentos congelados en el tiempo
De grandes palabras verada in tiento
De memorias de plata pintadas de decepciones

Es mi alma hecha de aliento
De escrutar amor en tus palabras
de buscar el color en flores resecadas
De miradas al sol, esperando su asiento
Si mi alma está hecha de sueños
Y mi corazón de ilusiones
No dejare que el miedo o las decepciones
Se hagan de mí los dueños




Puertas cerradas

Sola, perdida entre la mendacidad
Ultrajada de falsedad
Puertas cerradas y palabras perdidas
Con ríos secos y trapos sucios
Con un amor escondido
Con lágrimas amargas
En una playa desierta
En una ciudad oscura
Con la esperanza pintada en mi voz
Con el amor ahogado en el corazón
Perseguida de pena, de llanto
De recuerdos y pena
Con gritos ahogados
En puentes suicidados
Y al final del camino,

 Puertas cerradas y amores perdidos

Nada

Aquí estoy, al final de la barra del cutre café del centro,
Si digo que soy feliz, miento
Miro los posos de mi taza, hipnotizada.
Doy las últimas caladas a este cigarrillo,
Cuyo humo desgarra mis pulmones
Tiñendo mis labios de amarillo.
Mas las razones no encuentro
De este hundimiento,
De esta melancolía,
El porqué mi agonía.
Se me turba la mente
Ante el incesante paso de la gente.
Mis ojos cansados y amoratados,
Segregan lágrimas de dolor y amor concentrados.
Con las últimas monedas que me quedan, liquido y me voy.
Y aquí estoy, al final de la calle del cutre barrio del centro.
Si digo que soy feliz, miento.
Nada en la cabeza, nada en el bolsillo
Nada en la garganta,
Solo el humo de un cigarrillo.


domingo, 29 de septiembre de 2013

Pareidolias y paranoias

Pareidolias y paranoias

Dos palabras, una muy conocida y utilizada en infinitos contextos. La otra, poco nombrada, quizá desconocida. Una, representa lo que nos roba el sueño cuando al pensar en la pareja empezamos a ver señales equivocas fruto de ésta, o nos pone en el centro de todas las miradas, o nos preocupa por los acontecimientos venideros a pesar de que no haya motivo alguno para preocuparse Otra, la que a veces nos arranca una sonrisa al descubrir un segundo significado a aquello que no habíamos percibido.
Una tranquila mañana de domingo en la que la única opción televisiva si te levantas temprano es ver uno de esos programas de “zapping” que recopilan curiosidades y o momentos graciosos sucedidos a lo largo de la semana en la televisión, a veces te cruzas con algún concepto interesante. Por primera vez, debo reconocer, he escuchado la palabra “pareidolia”. Un término de dudosa utilización, ya que suena más a una palabra que algún listillo ha inventado que a una formación léxica con significado. Dada mi incredulidad ante tal término, lo busque en el diccionario. No sin antes pararme a pensar un momento en “qué clase de freak pasa la mañana de domingo buscando el significado de nuevas palabras escuchadas en la tele”. Pasado ese ligero momento de sorpresa, indague en las confusas aguas internautas en busca de una definición correcta. Deseché Wikipedia inmediatamente. Al parecer es un término nuevo derivado de la palabra “eidolón” del antiguo griego que significa imagen. Adaptado a nuestro tiempo, es todo aquello que por la composición o forma de sus elementos se asemejan a algo totalmente distinto. Como un edificio con dos ventanas y una puerta en medio, que parece una cara. O una mancha en la pared que parece una cara. O bien una de esas misteriosas apariciones en el campo que parecen haber sido obra de los extraterrestres y a las que no les buscamos otra explicación más plausible que la de los extraños visitantes.
Muchas de esas imágenes nos pasan desapercibidas todos los días, cuando son más habituales de lo que imaginamos. Pero quizá estamos demasiado ciegos para mirar dos veces una cosa aparentemente inerte y sin interés alguno.
Es curioso como la paranoia hace de nosotros su presa, y cuando se mete dentro de una pareja actúa como el agua en la roca; filtrándose por sus rendijas hasta destruirla desde dentro. La Paranoia nos hace ver señale, intenciones y deseos ocultos que nunca han existido en otro lugar que no fuera nuestra cabeza, y en cambio somos incapaces de ver las pequeñas “burlas” divertidas que la cotidianeidad nos hace todos los días.
Tenemos una visión tan peculiar de los acontecimientos de la vida, que a veces uno se pregunta hasta que punto somos capaces de distinguir la realidad de la ficción.
Puede que estemos deseosos de creer en algo, de tener cualquier pequeño clavo incandescente al que agarrarnos para justificar nuestros miedos e inseguridades y nos valgamos de las evocadoras imágenes que nos brinda la paranoia para no tener que enfrentarnos quizá a la realidad. Puede que eso nos mantenga tan inmersos en el detectivesco trabajo cerebral de descubrir la verdad que no tengamos tiempo ni capacidad para ver las caras de los edificios, o las sonrisas pintadas en la arena, o los cuerpos dibujados en las estrellas.

Paranoia o pareidolia, no sé cual de las dos me definiría más. Por el momento cogeré la cámara de fotos y saldré a convertir este aburrido domingo en una gran pareidolia urbana.