miércoles, 30 de octubre de 2013

El baúl de los sueños

Mientras tomaba un descanso entre las aventuras de Juliett, me puse a ordenar un baúl que tengo en el salón. Siempre he querido tener un baúl como los que he visto en películas como "los puentes de Madison". Hecho de madera, pintado con algún motivo bucólico en tonos pastel,... Una cursilada puede parecer, pero todos necesitamos un baúl en la vida. Allí podremos guardar todos esos pequeños objetos que, más allá de su valor económico, representan algo importante en nuestra vida. Quizá no es más que un puñado de fotos, un pequeño joyero lleno de pulseras de macarrones, o un chal de encaje de nuestra abuela. Puede que no sea nada caro, ni siquiera bonito, pero son todas las cosas que, pasado un tiempo, volveremos a ver y nos llenarán de nostalgia y ternura. Estaba buscando entre todas las fotos y abalorios, en busca de las viejas guías de viaje que me han acompañado en mis escapadas perro flauta,  y he encontrado una preciosa caja de madera que pinté yo misma hace años y se me ha ocurrido convertirla en una caja de sueños, una especie fondo de inversión para el futuro. Me he puesto a pensar en todo lo que me gustaría hacer en los próximos cinco años, todo lo que más deseo, los lugares que quiero visitar, la gente que quiero conservar en mi vida y las metas que quiero alcanzar. He introducido una lista de deseos en la caja y algo que me recuerde a ellos. He cerrado la caja con un precinto que pone 5, los años que me concedo para conseguirlo. Y espero que dentro de cinco años, vuelva a abrir esa caja y lo que ahora son sueños, se hayan hecho realidades. 

No es fácil conseguir siempre lo que uno se propone, el tiempo pasa y mata los sueños entre rutinas y decepciones. A veces los sueños no se cumplen, pero nada ni nadie te puede quitar la capacidad de soñar. 

"los viejos sueños fueron buenos sueños. No se realizaron, pero me alegro de haberlos tenido"

domingo, 27 de octubre de 2013

Los viajes de Juliett, Milán y Roma, (2a parte)

Era diciembre, pero no lo parecía. Por fin el clima le daba una tregua  a Juliett y el sol brillaba tímidamente. Tras dejar la maleta en el hostal y preparar su bolso de turista. Algo de dinero, un cuaderno y un bolígrafo. La cámara de fotos y una gran sonrisa eran todas las cosas que necesitaba. Ella no saldría en las fotos, le cedería el absoluto protagonismo a la ciudad.
Lo bueno de estar en otra país, en otra tierra diferente, era la improbabilidad casi absoluta de encontrarse con alguien conocido. Allí sólo tenía a una amiga a la que vería al día siguiente, pero el resto de las caras que se iba a encontrar en su camino aquel día serían como ráfagas de viento que no infieren más en tu vida que el ligero baile de tu pelo cuando pasan.
Era el momento de dejarse llevar, de no pensar en nada y descubrir por sí misma la beldad de  la ciudad. No eran más de las 12 del mediodía, pero el viaje y el tiempo de espera en el aeropuerto habían despertado su apetito. Salió del hostal entre peleas con el gran portón de entrada y regalando una sonrisa nerviosa al portero italiano que murmuró algo ininteligible al verla pasar. Decidió anotarlo como un piropo y seguir adelante con su día.
La calle estaba casi vacía y el calor del sol se dejaba caer sobre las amarillentas fachadas milanesas. No tenía rumbo fijo, pero lo primero que quería ver era el Duomo, la imponente catedral regentada por cientos de palomas que dominaba la ciudad y formaba el centro neurálgico del turismo. Pero esperaría a que el atardecer tornasolase sus vidrieras antes de ir a verlo. Quería que la ciudad le sorprendiera. Al atravesar la plaza de Italia, cerca de la estación de Cadorna, compró un café para llevar con el que acompañar un cigarrillo. Se detuvo algunos segundos a fotografiar los gastados raíles del tranvía y los enmarañados cable por los que discurrían sus apéndices eléctricos. Se acordó entonces de Madrid, pues siempre se fijaba en un trozo de carretera cerca de su casa que mostraba los restos de un raíl de tranvía antiguo que no había sido apropiadamente cubierto. Era como volver a unos cuantos años atrás, e imaginarse a las madres de pelo recogido y falda tubo llevando de la mano a sus hijos de gorrita y pantalón  corto. Qué bonito es a veces el pasado aunque no lo hayas vivido.   
Resistió la tentación de comprar algún cachivache en los pocos puestos de artesanía local regentados por árabes que languidecían en la plaza y continuó por la vía 20Setembre en dirección a “Parco Sempione”. Éste era un parque estilo Hyde Park en Londres, de grandes horizontes verdes sólo que con algunas zonas rubricadas con espráis de colores. Se dirigió a la puerta homenaje a Marie Curie, para echar un vistazo al Palazzo del Arte y más tarde disfrutar del arte renacentista del Castello Sforzesco en la Piazza Castello. Uno de los símbolos de la ciudad al parecer, dada la aglomeración de autobuses turístico que rodeaban la plaza entre un trasiego de turistas ansiosos por sacarse la foto perfecta para Facebook. El castillo representaba una antigua fortaleza que bien podría haber formado parte de los escenarios de “El Señor de los anillos”. Le gustaba imaginar las historias que habrían tenido lugar entre sus muros de piedra. Miró el foso que rodeaba los imponentes muros, que mostraban un aspecto renovado a pesar de datar del siglo XIV. Dato que descubrí horas más tarde explorando la guía de viaje que aún conservaba el precinto de plástico. Nunca utilizaba la guía. Siempre le ha parecido más interesante imaginar, inventar la historia de los monumentos que conocer su historia real. De esta forma, cualquier cosa tiene cabida entre las murallas de un castillo.
Atravesó el parque deteniéndose frecuentemente a tomar algunas instantáneas. El estanque de escuálidos patos demasiado saturados par comerse las migas de pan de la orilla; Algunas zonas del parque estaban bastante descuidadas y por ello y por el fresco viento se encontraban vacías. Los arboles que no habían sido podados en mucho tiempo empezaban a ensombrecer los bancos de madera y las grisáceas macetas que un día fueron níveas. Al otro lado del parque se encontraba el castillo. Convertido en el siglo XIX en una residencia,  posteriormente en un museo, sobreviviendo así a los planes de demolerlo por parte del gobierno. Esos eran los pocos datos que mostraban algunos de los paneles informativos de la entrada a los que Juliett nunca prestaba atención. Una sala de armas, algunos patios, el foso, no eran demasiadas las estancias interesantes en las que imaginar batallas, por lo que la visita duró poco. Ella había entrado por la parte de atrás y ahora estaba saliendo por la delantera, por tanto esquivar a los turistas en dirección contraria dificultaba bastante el paso. Qué curioso, siempre le había parecido que iba en una dirección equivocada  o diferente a los demás. No pensó que se encontraría en un ejemplo tan prosaico  
Al dejar el castillo atrás, continuó por Vía Dante, una lujosa calle con muchas tiendas elegantes testigos de la sofisticación milanesa que llenaba las calles de negro y tacones.
Por allí llegaría a la Piazza del Mercati y finalmente al Duomo. Pero primero quería comer algo y que mejor sitios que un pequeños restaurante familiar que encontró por el camino. Ofrecían menú a buen precio y tenían terraza donde poder fumar. Le encantó el estilo del restaurante, con sus meas redondas estilo francés y sus sillas cabareteras. Había manteles blancos sobre las mesas y cubiertos enrollados junto a una fina copa de cristal. Parecía que sería un sitio caro, pero todo lo contrario. EL camarero, de más de cincuenta primaveras, la invitó con una sonrisa a tomar asiento y le preguntó directamente en qué idioma podría hablarla. Juliett pensó que podría intentar hablar en italiano, pero optó por la opción de hacerse la inglesa, así no correría el riesgo de que le sugiriesen un plato de carne cruda para comer típico de allí y aceptarlo por pura vergüenza de no haber entendido lo que le decían. Se dejó aconsejar por el amable camarero y optó por poner a prueba sus sentidos con la ensalada del mar de la casa y una buena copa de vino. No esperaba demasiado de la ensalada, y seguramente en Madrid, dicha ensalada marinera consistiría en una lata de atún sobre unas hojas de lechuga y medio tomate; pero estaba en Italia, la comida y la moda eran dos elementos clave en todo el país. Al igual que se podía ver a mujeres haciendo la compra en tacones, hasta en el bar más campechano, que ya ha visto muchas pasarelas, se puede degustar una comida excelente. Y así fue, la comida era exquisita y el vino fabuloso. Se sentía como Julia Roberts en la escena con los espaguetis boloñesa de la película, casi podía ori la opereta de fondo. Tras liquidar la cuenta continuó con la energía renovada para ver la imponente catedral que ocupaba varias páginas de su guía de viaje.

El sol, el aire fresco, y la libertad que sentía en aquel momento la llenaban de una inexplicable sensación de paz. Era como si hubiese conseguido finalmente dejar ese pesado equipaje en casa y olvidar sus problemas. Parecía que las heridas se iban cerrando y que una nueva ventana se abría. Despacio, pero dejaba entrar una ligera brisa que traía esperanza.

 Pero siempre había un pálpito irregular, una pequeña punzada que le recordaba que no todo estaba curado, que su pequeño corazón seguía herido y que esa herida tardaría en curarse. Pero por ahora sólo importaba Milán, y lo mucho que le quedaba por ver. Tenía que esforzarse, tenía que pasar página. Tenía que hacerlo por ella, por él, por su vida ¿Conseguiría olvidar por fin?

viernes, 25 de octubre de 2013

Hotel Tach, no es sólo un hotel, es una experiencia



Tach, el toque perfecto para hacer de tu visita a la capital toda una experiencia. Situado cerca del  aeropuerto, el Hotel Tach, ofrece la perfecta combinación de tecnología, comodidad y ubicación. Además de sus habitaciones perfectamente equipadas, el hotel ofrece a sus huéspedes todos los servicios necesarios para sacar el máximo partido a su estancia. Salas de conferencias, pistas de Paddle, zonas de entretenimiento y restaurante son algunos de los servicios ofrecidos por este renovado y funcional establecimiento. Con sus precios competitivos, su perfecta localización cerca del aeropuerto de Madrid y de IFEMA, además de  su servicio de transporte, el establecimiento será la perfecta elección para sus viajes de empresa. 
Pero si lo que se busca es un lugar agradable y tranquilo donde descansar y desconectar del ajetreo de viaje, ya sea sólo o en familia, el Hotel le ofrece la posibilidad de hacerlo disfrutando de una maravillosa vista, un diseño innovador y práctico, exquisita comida con servicio 24 horas y zonas donde disfrutar solo o acompañado. 
Además el hotel ofrece servicio de transporte, habitaciones adaptadas para minusválidos y un moderno espacio de bar y restaurante provisto de equipos de imagen y sonido para disfrutar de sesiones musicales, deporte, o simplemente de su exquisita comida americana. 
La perfecta elección en una ubicación privilegiada. 

Los viajes de Juliett, Milán y Roma (1a parte)

Juliett levantó la cabeza y exhaló un suspiro lloroso al cielo gris que, aquel día, tornaba Roma de una luz casi plateada. Llevaba tan sólo un día allí, acababa de llegar de Milán, y aún le quedaban tres más en los que volver a perderse por las calles de la ciudad. Había venido con el equipaje justo, de mochilera, como se suele decir. Pues la carga que llevaba sobre los hombros era tan pesada que hasta la más diminuta maleta era demasiado para ella. 
 Acababa de dejar el trabajo, había roto con su novio, y el casero del piso que compartía con tres compañeros en Londres, había decidido darles el “notice”. 
Decidió, en un primer momento, ir a París. La belleza de parís, la majestuosidad del Sena, la imponente torre Eiffel, sus grandiosas mansiones en la Riviera del río…. Una vista incomparable que podría hacerla olvidar todos los problemas o al menos conseguir que se evadiera unos días. Pero la última vez que visitó París fue con un novio con el que no acabó teniendo mucha suerte, y no parecía buena idea volver, mientras se recuperaba de una nueva ruptura, a la ciudad más romántica del mundo. No se veía con fuerza suficiente para ir a París, por mucho que le gustase.
También pensó en ir a Venecia, pues nunca había estado, y no quería esperar mucho más por si acaso las inundaciones acababan finalmente con la ciudad que se iba hundiendo 30 cm cada año según los expertos. Pero si París era una ciudad romántica, Venecia la superaba. Decenas de parejas paseando en góndola, tomando capuchinos en la plaza de San Marcos, y recorriendo los canales de la mano, no era el plan más adecuado para su pobre corazoncito que aún se estaba recuperando.
Finalmente decidió ir a Milán, a visitar a una buena amiga que conoció años atrás en Londres, y que llevaba un par de años viviendo en Milán. Su amiga le había insistido muchas veces en que fuera a visitarla y Juliett nunca había encontrado el momento adecuado. Pues ese lo era. Era la primera vez que viajaba sola, dejando aparte las idas y venidas entre Londres y Madrid. Pero al fin y al cabo esas dos ciudades eran parte de su vida, y no le eran en absoluto desconocidas.
Muchas de sus amigas le decían con cierta admiración y sorpresa que les parecía una locura irse sola a viajar por Europa. Algo que, según ellas, no se veían capaces de hacer. Juliett siempre había sido muy independiente y resolutiva, por lo que sabía de algún modo que nada malo le iba a pasar.
Necesitaba respirar un aire nuevo y olvidarse de todos los problemas, como te prometen las agencias de viajes. Lo que éstas no te dicen, es que, casi siempre, los problemas se van contigo en la maleta sin que puedas hacer nada para evitarlo. Pero valía la pena intentarlo.
Sus ganas de viajar y recorrer el mundo entero mitigaba el miedo a viajar sola, pues siempre está ahí. Siempre hay un cierto temor a lo que pueda pasar. Pero si no te arriesgas nunca ganas.
Planeo una escapada de cinco días, estaría dos en Milán y tres en Roma.
Lo suficiente para que no se sintiese perdida por estar sola lejos de casa, y poder así mismo disfrutar plenamente de la ciudad.
La información que había recopilado acerca de Milán era la más necesaria y precisa. No le gustaba planear demasiado las cosas, y le parecía mucho más interesante dejarse llevar a planear cada detalle minuciosamente. Una bolsa de viaje, una guía, el cargador del móvil y su cuaderno de notas en el que esperaba poder escribir algo decente, ya que llevaba muchas semanas sin conseguir poner dos palabras juntas en una hoja de papel. La belleza de Italia seguro que la inspiraría a escribir al menos un par de buenos poemas. Lo que no pensaba es lo que al final acabó escribiendo.
La información que necesitaba era básicamente la referente al transporte, ya que de ello dependía que llegase a tiempo a su siguiente vuelo, a Roma, y más tarde, de vuelta  a Londres.
Diciembre comenzaba a dejarse sentir con el gélido aire que asolaba cada año las calles de Londres. El clima en Italia era bastante más templado, pero por si acaso no quería arriesgarse a pasar frío, por lo que se preocupó de llevar ropa de abrigo. Lo bueno era que, como ya hacía mucho frío en Londres, podía ponerse cuantas prendas quisiera encima y si era necesario las dejaría en el hostal, y así no facturar maleta. La ropa justa y las chanclas para el baño, que eran lo más importante. El IPod, fundamental y tabaco, pues nunca sabes qué precio vas a encontrar en otra ciudad.
Todo estaba listo. Aquella mañana de diciembre tomó el autobús para ir al aeropuerto de Stansted, al este de Londres. Tras revisar varias veces si llevaba todos los documentos necesarios, las reservas del Hostal de Milán y el de Roma, el pasaporte, etc. Todo preparado. A pesar de ser una pequeña escapada se sentía tan emocionada como si fuera a vivir la gran aventura de su vida, simplemente el hecho de ir sola, de planearlo todo al gusto y de desconectar de todo le producían una gran sensación de calma y excitación a la vez.
Cuando aterrizó en Malpensa, uno de los dos aeropuertos de Milán, sintió un primer momento de nerviosismo. La verdad es que, a pesar de ser un lugar mediterráneo, en principio parecido a España, todo parecía distinto. Allí en el pequeño aeropuerto del noroeste, se mezclaban los viajeros de mochila con los elegantes milaneses que parecía que acababan de salir de una revista de moda. Las tiendas estaban perfectamente cuidadas y organizadas, desde las cuales te miraban jovencitas con excesivo maquillaje en la cara y una expresión bastante altiva. Aquello de que el idioma italiano se parece al español, según descubrió Juliett, era totalmente incierto. Pues, a pesar de sus lecciones de italiano básico y su libro de frases que había llevado consigo, no podía entender nada.
 Partía de cero, no sabía dónde ir, su italiano no era ni medio bueno como para entenderse con la gente… Pero tomó un poco de aire y recapacitó. Si sabía dónde estaba, a donde iba y lo que tenía que hacer. Paró a comprar un café para llevar y fumarse el primer cigarro en la puerta del aeropuerto. El día estaba empezando a despertarse, tras una noche de oscuras nubes cubriendo el cielo. Y los tímidos rayos de sol bañaban las afueras de Milán con una luz blanca y agradable. Casi se podía sentir el calor de cada rayo individual atravesando el cuerpo y trayendo un poquito de ánimo.
Terminó el café y apagó su cigarro, casi concentrándose mientras lo hacía. Allí empezaba el camino así que tenía que dar el primer paso. Se dirigió a la pequeña oficina de información a preguntar por el autobús que la llevaría al centro de Milán, donde tendría que buscar su hostal, que previamente había reservado por internet. No había buscado demasiado, pues fue de los primeros que vio y tenía muy buen aspecto. Además de ser realmente barato. Esperó unos minutos en la dársena del autobús y se subió con ciertos problemas para manejar su bolsa, el abrigo, que ya sobraba, y esquivar las cabezas y pies que aparecían de algún lugar a medida que avanzaba. El autobús parecía tener más años que ella, pero no le importó. Es curioso como a veces, esos detalles tan molestos que te enervan cuando estás en tu ciudad de origen, carecen de importancia cuando estas en otra ciudad. Un autobús destartalado que provocaría las quejas y desacuerdos de los pasajeros en todo Madrid, le parecía un detalle pintoresco allí en Italia. Aunque se hubiese subido en una diligencia, le habría parecido bien. Tras media hora de incómodos asientos y baches de carretera, llegó a la estación central de Milán., la de Cadorna, que era la más próxima a su hostal. Una vez allí, dio unas cuantas vueltas para encontrar la entrada al metro. Compró sólo un billete sencillo. Además sabía que la mayor parte de su estancia la pasaría recorriendo a pie las calles de la ciudad que, dicho sea de paso, no era muy grande. A Juliett le encantaba andar y era también la mejor forma de descubrir pequeños lugares que no aparecen en las guías de viaje.  Tras comprar el billete y mirar el mapa de metro de todas las formas posibles para encontrar la ruta deseada, se presentó en la plataforma de la línea 1 que la llevaría hasta la estación de Sempione. El trayecto en el metro era tan sólo de cuatro estaciones pero le dio tiempo a hacerse una idea del tipo de gente que convivía en Milán. Podías encontrar todo tipo de personas en un mismo vagón, aquellos con elegantes traje que iban a trabajar en oficinas y bancos: los que también iban a trabajar pero vestidos de forma más modesta y un montón de turistas de todas partes hablando en lenguas diferentes. Una auténtica torre de Babel. Nada que no pudiera ver en la línea 1 de Madrid, que lleva a los viajeros desde la estación de tren de Atocha a cualquier parte del centro, pero el estilo italiano era diferente. Rondaba el exceso, la pose, la falsedad incluso. Estaría cayendo en los tópicos que siempre le habían molestado, pero la verdad es que éstos se agolpaban a su alrededor.
Cuando llegó a la estación de Sempione tuvo que dar de nuevo algunas vueltas por las calles adyacentes hasta encontrar el camino hacia el hostal.
Tras varios giros y "miradas japonesas", llegó a su destino. Le hostal, era en realidad una casa de huéspedes en la planta superior de una casona antigua. Tenía una entrada enorme con el suelo de piedra custodiada por un portón de madera que cerraba por encima de la acera. Al final de aquella estancia se distinguía un patio con una cancha de baloncesto y algunas plantas que luchaban por abrirse paso entre las malas hierbas y los restos de cigarrillos apagados en sus macetas. Subió por una escalera de piedra que había a su izquierda hasta que llegó a la recepción donde le indicaron dónde tenía que ir. Tras registrarse y dejar su documentación, le indicaron donde se encontraba la habitación que había reservado. La habitación era sólo de chicas, no es que fuese muy diferente compartir habitación con un chico o una chica, pues al fin y al cabo, eran desconocidos, pero por su seguridad y tranquilidad, así como para no meterse en líos, prefirió reservar una habitación para chicas.
Bajó a la tercera planta, la cual era una vivienda como cualquier piso de cualquier familia de Milán o de otra parte del mundo. A su derecha se encontraba la sala común donde tomar un café, o tomar prestado alguno de los libros que otros viajeros habían dejado en depósito. Comprobó con gran placer que había un par de ordenadores, algo antiguos eso sí, pero que permitían el acceso a internet. Pues una cosa es desconectar un poco, y otra desconectar totalmente.
A la izquierda un largo pasillo iba distribuyendo habitaciones, la primera era la cocina donde, suponía, se preparaba el desayuno incluido en el precio de la estancia que, por cierto era de 9 euros por noche. Después, uno de los baños, el de chicas, y en frente el de los chicos.
Eso sí era importante, un baño femenino es la base de una estancia confortable. Otras cuantas puertas con el resto de las habitaciones y al fondo del pasillo la que le correspondía.
El dormitorio era de tres camas, pero las otras dos estarían libres aquella noche, según le dijeron. Al día siguiente serían ocupadas por dos hermanas desacuerdo a la información que le dio la recepcionista. La habitación le sorprendió por lo limpia y ordenada que estaba. Era sencilla pero más que suficiente para un par de días. Tenía tres camas un armario de tres cuerpos y tres mesillas de noche. Todo estaba adaptado a tres personas, no como esos hoteles en los que sólo hay una mesilla de noche, o un cajón para cuatro personas.
Para el poco dinero que le había costado, estaba realmente bien. Sobre todo, limpio. Era la primera vez que se alojaba en un hostal en el que compartiría la habitación con otras dos chicas. Por eso, estaba preparada para lo peor. Quizá por ello le pareció tan fantástico. Era un negocio familiar. Eso se desprendía de los detalles decorativos, como los libros usados acumulados tras varios años. Los cuadros hechos a mano y la singularidad de los muebles y accesorios. Cada habitación, parecía haber sido decorada y amueblada poco a poco. Según corriesen los tiempos seguramente. Juliett se imagino cómo sería montar una casa de huéspedes así. Por ejemplo para ingleses, para todos esos turistas que están totalmente perdidos cuando vienen a Italia y no entienden nada del idioma.  Mientras recorría las paredes de la habitación con la mirada, pensó en las reformas que se habrían tenido que hacer en ellas para cubrir las grietas y el paso del tiempo. Una curiosa comparación. Ella misma se veía en la pared. En ese tono rojizo algo desgastado por los años. Con grietas que habían sido cubiertas varias veces, intentando recuperar el estado original. Pero no importa cuántas capas de pintura se apliquen a la pared, siempre queda algo aunque sea una fina línea allá donde hubo una grieta. Siempre queda una pequeña señal. Una mínima arruga bajo la piela, donde antes se marcaba una sonrisa. 

Juliett empezó a notar la desazón que la había estado acompañando las últimas semanas, cuando empezó a darse cuenta de que su relación iba a la deriva.
Decidió bloquear inmediatamente ese pensamiento, y no permitir que nada estropease el momento. Estaba en Italia, sola, a punto de ver por sí misma una preciosa ciudad que no conocía. Era perfecto, era lo que llevaba tiempo queriendo hacer. Había tenido el valor para hacerlo y ahí estaba. Mucha gente había intentado  persuadirla para que no fuese sola. No entendían porqué una chica como ella prefería ir sola de viaje que acompañada. Ella era así. Siempre pensó que mientras se tuviese a sí misma nunca estaría sola. Mientras se mirase en el espejo y viese su rostro reflejado en él, nunca estaría sola. Es cierto que en algún momento deseó tener a alguien con quien comentar las incidencias del viaje, los lugares más bonitos o simplemente alguien con quien hablar. Pero la verdad es que eso era lo que menos le importaba, no le preocupaba no hablar en todo el día más que para pedir un café para llevar, o “a portare vía”, como había tenido que aprender rápidamente.  Eso era lo que ella anhelaba, la paz de la soledad buscada.
 Sin embargo…




jueves, 24 de octubre de 2013

Mochilera y perroflauta en Roma

Mochilera, perroflauta, e incluso un poco loca. Esos son los adjetivos que una puede escuchar cuando le cuenta a la familia y a los amigos que se va de viaje sola a alguna parte con no más equipaje que una mochila. Planear un viaje en solitario parece complicado. Reservar el billete, planear la ruta, decidir el alojamiento, etc. Pero lo más difícil es olvidarse de la vergüenza y del miedo que suele producir el penar en hacer un viaje si más compañía que uno mismo. Sin embargo, después de hacerlo la primera vez, como con muchas cosas, se le coge el gustillo. No hace falta preparación como se puede pensar, pues parte del encanto de viajar en solitario es la absoluta libertad de decidir en el momento lo que se va a hacer. Coge tu mochila, una pequeña bolsa y guarda en ella tu cámara de fotos, un boli y un cuaderno y un buen libro por supuesto. Y el espacio que sobra llénalo de calcetines y productos básicos que puedas necesitar.





Gracias a los vuelos de bajo coste, la posibilidad de viajar por Europa se abre ante nuestros ojos y nuestros bolsillos, y si se busca con la suficiente antelación y flexibilidad de fechas, es fácil encontrar un destino en el que perderse por poco dinero. http://www.ryanair.com/es
Para un primer viaje en solitario, una especie de pérdida de la virginidad viajando, recomiendo Roma. 
Siempre la similitud con el idioma y la cultura serán una ventaja a la hora de desenvolverse por la ciudad. 
La primera vez que fui a Roma tuve tanta suerte y lo disfrute tanto que en los meses siguientes hice cuatro viajes más por mi cuenta. Lo primero, por supuesto, es reservar el billete. 
En Roma hay más de un aeropuerto y el más accesible y cercano al centro es de "Ciampino", pero el tráfico y el transporte son peores para llegar al centro. Es mejor tomar un vuelo que llegue al aeropuerto de "Fiumicino", situado a unos 35 kilómetros de la ciudad y que ofrece diferentes opciones de transporte. Por ejemplo el autobús por unos 10 euros te lleva a la estación central de Termini, por donde pasan la mayoría de las líneas de metro de Roma, y poder llegar así a cualquier parte de la ciudad. Los billetes se pueden reservar por adelantado también para obtener un buen descuento, así como otros servicios que se pueden añadir al viaje. Todo ello lo encontramos en http://www.metroderoma.com/aeropuerto_de_fiumicino.php

Finalmente el alojamiento. En roma, como en la mayoría de las ciudades italiana, las características de los alojamientos vacacionales son parecidas a las de España, por lo que se sabe lo que se va a encontrar al llegar. Siempre he encontrado el alojamiento en "booking.com"http://www.booking.com/, o bien "Hostel bookers"http://es.hostelbookers.com/?&gclid=CNydnc-Cr7oCFRMftAodi1MAXQdonede además de contar con una amplia oferta para todos los bolsillos, los precios son realmente asequibles. Para ahorrar dinero, lo mejor es ir a un hostel. El concepto de hostal quizá no está demasiado extendido entre los españoles o se tiene una mala idea sobre ellos. Pero nada más lejos. Pro mi experiencia he comprobado que muchas veces los hostales ofrecen más servicios, más seguridad y mejores condiciones que los hoteles. En un hostal, lo normal es compartir alojamiento y depende de lo que cada uno quiera, se encuentran habitaciones desde 3 personas a 20. Incluso se puede elegir entre habitación femenina  masculina, además algunos hostales disponen de habitaciones individuales o dobles a buen precio. El mejor hostal que he conocido en Roma se llama Papaya, un hostal solo de chicas en un céntrico piso de 6 habitaciones cerca de la estación de Termini. Es el más limpio de los que he visitado, con cocina, baño privado para la habitación, internet, y una cocina equipada para usarla al gusto.  http://es.hostelbookers.com/property/prp/52819/arr/2013-10-31/ngt/2/ppl/1/

Antes de viajar lo único que se ha de planear es el vuelo y demás transportes y el alojamiento. El resto irá surgiendo de la espontaneidad del viaje. Roma fue mi primer viaje en solitario y aún ahora, después de algunos años, al recordar los lugares que visite me pongo a sonreír. siento una mezcla de satisfacción y añoranza que nunca me abandona. Roma fue una historia que recordar y compartir, pero eso será en el blog de mañana. 
Happy travelling!


miércoles, 23 de octubre de 2013

¿qué leemos hoy?



Dada mi pasión por el viejo y grisáceo Londres, no podía empezar la recomendación con otro libro que no fuera este. "Londres". Una grandísima obra en la que la autora, una vez más convierte a Londres en uno de los personajes de su obra. Aspectos de la vida, la arquitectura, la cotidianeidad en su estado más bello y pura se dan cita en este clásico de la literatura inglesa. 
http://www.casadellibro.com/libro-londres/9788426414953/1000648

Para los que la edad media, las organizaciones feudales y religiosas y las costumbres de épocas pasadas sean la piedra angular de sus lecturas, os recomiendo "Un mundo sin Fin". Otro de los grandes éxitos del autor de "los pilares de la Tierra". En ésta ocasión Ken Follet, no ha querido disminuir el cuantioso número de páginas que nos enganchó en su primera obra, y consigue meter al autor en la época de tal manera que casi se puede ver con claridad meridiana la rutina de la gente que describe. Un perfecto retrato de la sociedad de entonces, con algunos desagradables pasajes pero que bien podría ser un libro de historia más que una novela. http://www.casadellibro.com/buscador/busquedaLibros?busqueda=ESTUCHE+UN+MUNDO+SIN+FIN&nivel=5&auto=1&maxresultados=7


Y la última recomendación de hoy, para los que siguen lidiando con el idioma anglosajón, recomiendo los libros de Cambridge, "Grammar in use" y "vocabulary in use". Estos libros pertenecen a una colección para diferentes niveles que se centra en el aprendizaje a través de temas de vocabulario asociados a la gramática que se estudia. Incluye las respuestas y un cd. Uno de los mejores métodos para mejorar y practicar inglés. 

Happy reading!!

Zaz - Zaz [Full Album - Special Edition] (HQ)

desde el corazón de Pablo Neruda

Me permito tomar prestadas estas palabras de Pablo Neruda, tan bellas, ta únicas y con tantas posibles interpretaciones escondidas en sus sonidos que podría estar horas imaginando la escena que narran. 


En su llama mortal la luz te envuelve. Absorta, pálida doliente, así situada contra las viejas hélices del crepúsculo que en torno a ti da vueltas. Muda, mi amiga, sola en lo solitario de esta hora de muertes y llena de las vidas del fuego, pura heredera del día destruido PABLO NERUDA 

martes, 22 de octubre de 2013

Amistad, dónde va cuando se pierde.....

Alguna vez has perdido a un amigo........

Gran concepto como para ser sólo la "palabra del día". Si definir amor es difícil, el concepto de amistad es aún más. Hay muchos tipos de amistad que la gente considera aceptables e incluso, llegado el momento, definiciones plausibles para demostrar que hemos sido buenos amigos de alguien en lugar de los bichos envidiosos en los que a veces nos convertimos. 
Creo que la amistad viene definida por el tipo de persona que eres. Se puede definir amistad como ele sentimiento afectivo entre dos o más personas que no tienen parentesco. Pero muchas veces tus amigos son como hermanos, otras, se convierten en más que amigos; y algunas, desaparecen de tu vida con o sin motivo. ¿Son estos tipos de relaciones menos dignos de ser llamados amistad? no por el hecho de transformarse en otra relación, del tipo que sea, dejan por ello de ser amistades que en algún momento fueron queridas. 
Y una vez que hemos definido claramente el tipo de amistad que hay entre dos personas, ¿cómo se mantiene? ¿Es preciso trabajar en ella o es mejor dejar que fluya, cambie, se renueve e incluso, cuando sea necesario, que muera?
Hay muchos tipos de amigos. Los que haces en el colegio, y por los que aunque paseen muchos años, siempre mantienes una relación muy especial. Aunque la frecuencia con la que los veas no sea la que te gustaría. Amigos de la universidad, que muchas veces siguen caminos tan distintos y lejanos que es difícil seguirles la pista, pero que, gracias a la madurez de esa amistad, es más fácil retomar la relación en cualquier momento; los amigos del trabajo con los que en cierto modo debes mantener una distancia en algún momento, ya que trabajas con ellos, y no te apetece que todos los lunes por la mañana mientras sacas un café de la máquina, te recuerden los excesos del fin de semana, además de "donde pongas la olla...."
También hay amigos casuales, los que haces en el gimnasio, el bar del barrio o en el club al que vas los viernes. Estos amigos suelen ser más por interés que por un auténtico sentimiento de amistad. Ya sea para conseguir una copa, o para que te guarden el periódico o para que te traten como el jefe al entrar en un garito. 
Y por ultimo están los amigos especiales, aquellos con los que compartes o has compartido algo importante, algo que ha marcado la diferencia en tu vida. Quizá has compartido momentos duros, como una enfermedad o la pérdida de un ser querido. Puede que haya sido una aventura en el extranjero o un viaje especial. Quizá momentos de soledad, o alegría extrema. Pero son en cualquier caso, esas personas que siempre reciben tu primera llamada, los que sabes que están ahí para lo que quieras, los que te entienden mejor que tú mismo y que no te juzgan por tus errores pues entienden la naturaleza de las personas y los errores que se cometen por ella. Son los que dejan un gran vacío cuando no están; con los que comparten tanto risas como silencios pues no hace falta hablar para sentir que sois amigos de verdad. Esos a los que cuando pierdes, o la vida te separa de ellos, dejan un hueco imposible de llenar. 
Esos amigos que aunque cometan errores, los sabes perdonar y siempre estarás dispuesto a escucharles cuando estén preparados para hablar de nuevo. 

Un tipo de amistad que nunca se ha de perder. Hoy es el día de ponerte en contacto con alguien especial. Esa persona, que aun pasado mucho tiempo, no ha salido de tu corazón y nunca lo hará. 

lunes, 21 de octubre de 2013

HIM - All Lips Go Blue (Official Music Video) (+lista de reproducción)

Consecuencias inconsecuentes.

Al decir consecuencia, solemos entender que hablamos de un resultado malo a un proceso cualquiera. Las consecuencias de las malas decisiones, de decir la verdad, de romper con alguien, etc. son algunas de esas situaciones en las que las consecuencias tienen una interpretación generalmente negativa. 
"No es necesario decir todo lo que se piensa, es necesario pensar todo lo que se dice." 
Esa es la frase de hoy. Qué gran verdad se esconde tras estas pocas palabras. Acostumbramos a interactuar con tanta gente nueva y desconocida que a veces, por encajar más fácilmente, diluimos nuestra personalidad entre la opinión general. Llegamos a fundirnos en una amalgama de personas y personajes que, más que resultarnos agradables o interesantes si quiera, nos parecen útiles en un momento determinado. Esto es un mero intento de integración. El apartar nuestra personalidad y guardar las opiniones más sinceras en el bolsillo se basa en la necesidad de pertenencia al grupo en el que nos encontramos. Podemos decir que el no llevar la contraria a un argumento determinado o el no expresar nuestra opinión sobre un tema sensible, se debe a un esfuerzo por resultar agradable o por no herir o molestar a los demás interlocutores. Un argumento tan plausible como falso. Pues la mayoría de las veces no decimos en realidad lo que pensamos por el miedo al rechazo. A cualquier persona le gusta resultar agradable y simpática, y especialmente el dar una buena primera impresión. Pero el miedo nos paraliza, nos integramos en la conversación adoptando una expresión, postura o posición que difiere notablemente de la innata a la persona para, bien, no destacar, bien para conseguir la tan ansiada aceptación popular. 
Es el miedo a la reprobación social el que nos paraliza y nos hace que la libertad de expresión sea, a veces, una simple quimera. 
La definición de consecuencia nos dice que se debe establecer una relación entre las premisas, opiniones o pensamientos que la persona tiene y los actos finales, resoluciones o desenlaces de una situación cualquiera. 
La consecuencia sintáctica se basa en el enlace de pensamientos con un orden lógico. Mientras que la semántica se basa no sólo en las palabras, sino en el significado de las mismas. 


Somos realmente consecuentes o simplemente nos adaptamos como seres miméticos al entorno. 

sábado, 19 de octubre de 2013

Autenticidad

Quiero ser auténtica. Esa es la frase que me repito a diario. A veces la vida te pone tantas trabas, surgen tantos problemas y te impone tantas obligaciones que no es fácil ser fiel a uno mismo. Hacer la rutina diaria u conjunto de detalles agradables.
En qué consiste ser una persona auténtica. Que significa la palabra autenticidad. Creo que toda persona debe tener por encima libertad, nunca ha de confundirse con libertinaje. Debemos tener libertades sociales, las que los políticos prometen en cada discurso, las que hicieron de los grandes pensadores sus más representativos símbolos. Libertad de expresión, fundamental para da tu opinión y contribuir al cambio social; Libertad de movimiento, teniendo papeles claro, para ir donde nos plazca si sobrevivimos a los vuelos de bajo coste que si duran más de dos horas te entumecen las piernas hasta amoratarlas. Libertad de pensar como a nuestra mente le plazca; libertad de buscar el camino que más cómodo le resulte a nuestros pies. Pero más allá de tener libertades, una persona no es auténtica sino es fiel a sí misma y consecuente con lo que piensa. De qué sirve tener ideas si no se llevan a cabo; de qué sirve quejarse, si no se toman acciones; de qué sirve lamentarse si no se da el primer paso para cambiar aquello que nos hace padecer. 
La autenticidad no se define por las marcas originales o falsas de nuestra ropa, no se basa en decir lo que uno piensa sin importarle la consecuencia, no se centra en vivir sin compromisos ni ataduras. La libertad se basa en mirarse al espejo cada día y reconocer el reflejo que está delante. En sentirse orgulloso de uno mismo por perseguir los sueño que duermen en nuestros ojos, en hacer que la vida sea aquello que una vez nos permitimos soñar. 
No es fácil vivir una vida plena y auténtica, saltar el obstáculo que el conformismo y la sociedad nos ponen delante. Y tampoco es fácil conseguir la meta propuesta, ni los sueños escondidos, ni los logros anhelados. Es complicado elegir un camino, y más aún caminarlo. 
Pero, alguien dijo una vez que "lo difícil se consigue y los imposible, se intenta". Pues,
 Lo único imposible es vivir una vida auténtica, si no se intenta cambiar aquello que no nos gusta.
Es imposible encontrar el amor si no se busca
Es inútil quejarse por las penurias si no se buscan soluciones
Es en vano esforzarse en estar de pie, si nuestro suelo se tambalea. 
Por muchas ganas que pongamos en mantener el equilibrio,
Las pequeñas grietas del suelo algún día, se harán socavones.  
No hay que vivir la vida a medias, bastantes desgracias conlleva por sí misma. 
Pero también la vida nos da alergia, y sería de un pésimo gusto, no saber disfrutarlas. 

el amor es la tinta de un poema


Y cuando parecía tenerlo todo,
apareciste.
Cuando la vida me sonreía,
la destrozaste.
Cuando el amor había encontrado,
me lo robaste.
Y  en la sequia de aquellos días,
un manantial me mostraste

No podía esperar
que de una sola noche,
pudiera surgir el amor.
No quería terminar
por ti, perdiendo la razón.
La vida que tenía hecha,
por unos momentos, se tambaleó.
Aquella estructura firme,
en unos instantes colapsó.

Aquellos versos de poeta,
a mi corazón llegaron.
Esas palabras susurradas,
en mis oídos vacilaron.
Pues hubo  vagas promesas,
que   antaño se olvidaron
cuando el amor y  la esperanza
junto a un lamento vagaron

Quizá fue el perfume de tu piel
o el roce de tus manos.
Quizá fue el tono de tu voz
o los tensos silencios que pasamos.

Fueron  quizá, las noches
observándote respirar,
o las mañanas perezosas,
cuando el sol empezaba a brillar.

Pudo ser solo el calor,
o el viento entre las cortinas,
o el reflejo de la tarde,
o el cobijo en las esquinas.

no se que fue lo que paso
que la calma perdi en un día
que seria lo que hiciste
que a tus pies quede rendida
que me hizo hasta olvidar
que tenia otro presente
 que una vida me esperaba
en otro continente

Se deslizan ahora los días
con lento y rítmico talante
se pasan muertas las horas
entre esquirlas de un alma errante

con aquellas vistas al mar
que mi memoria en el aire pintaba
e intentando recordar
lo que la tinta de mis ojos grababa

Espero ahora el día que esta aun por llegar
cuando el viento se aplaca,
cuando el sol empieza a brillar,
cuando ya no hay mas esquinas,
en las que abrigo buscar,
ni quedan melodías muertas,
ni canciones por cantar,
ni ahogadas palabras,
en el miedo a confesar,
(que aunque no estaban previstas
no se pudieron ocultar)

 porque fue el tacto de tus manos,
el primer beso al despertar,
la sonrisa de tus labios,
una caricia robada al azar,
un abrazo en los días fríos,
un soplo de aire para respirar,
una luz en los rincones ,
un mensaje por entregar,
un futuro de ilusiones,
que me hizo volver a amar.

Y por eso espero el día
ese día que esta  por venir
que parece que no llega

en que el destino nos vuelva a unir

jueves, 17 de octubre de 2013

Un poquito de cultura por favor!!!

Continuando con  este arrebato en favor de Madrid, que nunca suelo tener. Vamos a dedicar un ratito a la oferta cultural  de ocio que nos ofrece la ciudad a las puertas del invierno que parece que jamás va a llegar. Apenas hemos empezado el otoño y he preparado chaquetitas y pañuelos para el cuello para complementar mi look, y me paso el día cargando con ambas prendas en la mano. Pues, a pesar del refrescante aire que me anima por las mañanas al salir a trabajar, siempre las 12 del mediodía me recuerdan que Madrid puede ser tan asfixiante en otoño como en verano. En verano pasas mucho calor pero llevas ropa ligera. En otoño pasas algo menos de calor pero cargas con la chaqueta, la bufanda para no resfriarte por la mañana, o el sombrero si osas ponerte uno ya que sabes que todos te van a mirar por llevarlo. Con tanto cambio de tiempo no es fácil planear el tiempo de ocio a menos que te pases el día en un abarrotado centro comercial con aire acondicionado y zona de fumadores. Como no es lo más apetecible el pasar un día rodeada de niños gritando y tirándose las patatas fritas que tardan horas en comerse, y colas interminables para comprar un puñado de cosas que no necesitas, vamos a proponer alternativas. Esas actividades que sólo hacen los turistas que visitan la capital, y que a veces nos resultan tan desconocidas que parece que no vivimos en Madrid. A veces las garras de os bares, el aroma de la cerveza y el sabor de los pinchos en las terraza que ahora se pueden disfrutar todo el año gracias a las lámparas de calor, hacen que falte tiempo para hacer actividades más culturales. Estas son las sugerencias del día. 

El clásico "nos hacemos un cine", ofrece la posibilidad de disfrutarlo por el módico precio de unos 3euros por persona al registrarse en la página "la fiesta del cine". así se soportarán mejor las dos horas de peli con un tío al lado roncando, un niño que golpea tu silla como si estuviese matando cucarachas, o una mujer que no oye nada y se pasa la peli entera diciendo"¿qué ha dicho?"

Si lo que buscamos es un poquito de aire fresco con algo interesante que ver de paso, Parque Europa me parece una buena alternativa para disfrutar de los últimos coletazos de calor del año y observar algunos de los monumentos más representativos del "viejo continente". A escala eso sí, por lo que la perspectiva de las fotos contará mucho para conseguir la mejor "caption" de Instagram. 

Entre la variada oferta de pinacotecas de las que hace gala la capital, destacaría el museo Thyssen. De pago, claro. Pero dado el precio que ha puesto el Prado por ejemplo, prefiero invertir mi dinero en alguna de las maravillosas exposiciones temporales del Thyssen. Sin menospreciar a las grandes obras pictóricas exhibidas permanentemente, recomendaría la exhibición actual "el surrealismo y el sueño". Una exposición donde dar rienda suelta a la imaginación dejando que la perfecta rareza de cada obra, nos lleve en un viaje por los sueños y la fantasía. Una mezcla de realidad y ficción en perfecta armonía. 

Para los que se animen a practicar la lengua del la pérfida Albión, le animo a que hagan un intercambio de idiomas al tiempo que disfrutan de un vinito, unas tapas o un paseo por la montaña, les animo a que visiten la página "lingo bongo". Allí se ofrecen, además de clases particulares, numerosas actividades, intercambios lingüísticos, quedadas y tertulias en diferentes idiomas. 

Y si lo que buscamos es una actividad para toda la familia, sin arrasar con los ahorros en algún parque temático, este es un buen momento para introducir a los más peques en el mundo de la cultura. ¿Por qué no disfrutar del encanto bucólico del museo del Romanticismo? Éste es unos de mis lugares favoritos, sonde a través de sus cuadros, decoraciones e infinitos detalles caseros, el visitante puede sumergirse en un mundo totalmente distinto del que vemos a diario. Desde su fundación el museo, ha sido un  claro símbolo de elegancia. Desde su céntrica localización en la calle San Mateo, ofrece actividades para todos los públicos y edades. Cuentacuentos para los más pequeños, música en directo y talleres creativos son la perfecta combinación de educación y cultura. 
Y para terminar, porqué no tomarse un elegante té al más puro etilo inglés en "el Café del Jardín" del museo. Entre tazas de porcelana y manteles de hilo, de esos que jamás ponen en los bares donde comemos a diario, podremos disfrutar de una agradable tertulia. 

Y nada más por hoy, hagamos sitio a la cultura en nuestras vidas. Cambiemos la cerveza por un bebida caliente y lo bares por un museo. Sera sin duda más enriquecedor. 

Happy Weekend!!

Las cositas de Madrid

 Hoy he encontrado un blog realmente bueno. De esos que aparecen en tu camino cuando un par de amigos le han dado al "me gusta" en alguna entrada de fb. Titulo "33 cosas que te suenan si vives en Madrid". El artículo nos cuenta en 33 enunciados cómo es la vida en Madrid. Las cosas habituales que ves o haces. Aquellos pequeños detalle que son ya parte de tu vida e incluso de tu rutina diaria y que, a pesar de la poca importancia que les das, no podrías vivir sin ellos, o los echarías en falta o acabarías menormente sorprendido si las cosas fueran de una manera distinta. 
Si vives en Madrid, conoces los problemas de aparcamiento y te sientes como si conquistaras "el nuevo mundo" cuando aparcas frente al lugar al que te diriges; o llegas al coche justo antes de que el controlador de los parquímetros saque su arma tocapelotas y te ponga una multa; o cuando consigues cruzar la Castellana con los semáforos en Verde. 
Quien no sonríe al ver a los roqueros de Gran vía, que parece que no han superado que se cerrara el "Madrid Rock", y van al lugar donde estaba situado para llorar por su perdida. 
Quien no se ha enfadado cuando el "chino" de al lado de casa está cerrado o bien, alegrado cuando es el único comercio abierto para comprar a altas horas de la noche. 
O quien no ha presumido alguna vez delante del compañero de curro que son de otra ciudad, de vivir en una de las ciudades con mayor oferta cultural a pesar de no haber pisado un museo en años. O de haber fardado de la variedad gastronómica y alta cocina mediterránea cuando hemos salido al extranjero aunque pasemos el día en el Burger. 
Que contradicciones tiene Madrid. No soy gran defensora de la ciudad, y creo que tiene que experimentar más de un cambio, por ejemplo de gobierno. Pero lo cierto es que leyendo el blog con todas esas pequeñas cosas que hacen de la ciudad lo que es, no he podido reprimir una sonrisa. 

Así que os dejo este link para que aquellos oriundos de Madrid, pongan una sonrisa a este jueves que ya huele a "finde", y para aquellos que no son de aquí, que conozcan esos pequeños detalles que las guías de la ciudad nunca te cuentan.

http://lacrisisdelos27.blogspot.com.es/2013/10/32-que-te-sonaran-si-vives-en-madrid.html


miércoles, 16 de octubre de 2013

enough is enough?

En otro de los viajes internautas que acompañan el primer café de la mañana, con un cigarrillo en la mano y el extraño y ausente sonido del deprimente noticiario de la televisión, he encontrado una frase que me ha inspirado tanto que no he tenido más remedio que dedicarle unas palabras. 
"nadie merece tus lágrimas, y quien las merece, nunca te hará llorar". 
SI analizamos la frase, está cargada de verdad. Nadie debería hacerte daño si te quiere. Pero, qué sucede entonces con el refranero popular que nos enseña que "quien bien te quiere te hará llorar". 
A quienes se refieren estas frases. ¿Será que el refrán sólo es una excusa para justificar las prohibiciones y regañinas de los padres que te hacen enfadar cuando eres pequeño? o ¿para justificar el sufrimiento por la pareja cuando la relación hace aguas, o quizá para excusar a las  amigas que te dicen que algo no te sienta bien, pensando en tu propio beneficio?
Quizá no sea posible concebir una relación, más allá de ser de pareja, de amistad o fraternal  sin algo de dolor. Porque aquellas personas que te importan, te preocupan, te hacen pensar, te mantienen en vela en algunas ocasiones. Y es entonces cuando te das cuenta de lo mucho que significan para ti. 
Supongo que la clave está en saber ¿cuando algo es demasiado para soportarlo? 
Los seres humanos tenemos una capacidad muy extensa para superar el dolor que la vida nos inflige. Nos recuperamos de la perdida de personas queridas, de los sueños rotos, de las esperanzas perdidas. Pero cuanto debemos aguantar, o mejor dicho como saber lo que debemos aguantar. Sería mejor enfrentarse a los problemas y a las personas que nos hacen sufrir desde el principio, o esperar hasta que el viento amague y mejoren las cosas?
¿Cómo saber cuando "enough is enough"?

lunes, 14 de octubre de 2013

Las malvas de tu piel   (Juliett París)

Fue una mujer hermosa
Que el tiempo cubrió de lilas
Que frías manos robaron el rosa
Que antaño brillaba en sus mejillas

Una mujer entregada al amor
Quedó relegada a la oscuridad
Que ya solo siente dolor
Que sus días se hacen eternidad

Una mujer que vive ahogada
Tropezando con muros de añoranza
Que sus lágrimas enjugan
Con pañuelos de esperanza

Ella pisa sobre cristal fino
Y de violeta pinta su alma
De carmín pinta su destino
Y miedo le roba la calma

Esposa de alianza de sangre
De nupcias fatales
De promesas cobardes
Y arrepentimientos banales

Madre de hijos del silencio
Aguardando en las  esquinas
Encogidos por el miedo
Escondidos tras las cortinas

Victima del olvido
De socorros sufragados
De pañuelos de rizo
De vendas de cardos

No calles ahora, mujer
No vuelvas la vista,  para huir
Abre los ojos, para ver

Pide ayuda, vuelve a vivir

domingo, 13 de octubre de 2013

las palabras bonitas

Navegando por internet en un intento de encontrar la inspiración necesaria para el último artículo que estoy escribiendo, me he topado con un blog que se llama "las palabras más bonitas en español". El blog propone un espacio en el que cada participante propone sus diez palabras preferidas, ya sea por la sonoridad, el significado o por la utilización de las mismas. Me ha parecido una fabulosa idea. Un lugar donde compartir los sonidos que nos llenan la boca al pronunciarlos. Me emocionan los lugares donde la palabra es la protagonista y no lo que se dice con ellas, sólo se admira la belleza intrínseca de cada sílaba, letra, sonido por lo que son. Dejando aparte algunos comentarios de los graciosos de siempre que consideran que los exabruptos son palabras hermosas, podemos encontrar respuestas interesantes. Desde los que dicen que la simple palabra "zanahoria" les parece una combinación sonora perfecta a los que utilizan términos de gran significado como "honestidad", "libertad" o "sinceridad".  Sorprendentemente una de las palabras que más se repite en el blog es "amor". Amor es quizá el término más difícil de definir ya que, como cualquier sentimiento es totalmente subjetivo y tiene tantas variante como personas hay en el mundo. Existen muchos tipos de amor, el que tienes a la familia, a los hijos, a los hermanos a los amigos y hasta a tu perro. Pero cuando se habla de amor, se entiende que es el sentimiento que se crea en el núcleo de una pareja. 
Amor, un sentimiento que, sin obedecer a normas, parámetro o lógica alguna, se desarrolla entre dos personas que comparten, no sólo una atracción sensorial, sino un sentido de pertenencia, dependencia y preocupaciones mutuamente. EL amor es tan complicado que aventurarse a dar una definición sería como una clase de matemáticas avanzada, en la que no importa las veces que te expliquen cada concepto, simplemente no lo entiendes. 
El amor viene definido por una atracción entre los interesados. Dicha atracción corresponde muchas veces al mero aspecto físico, pero otras, se refiere a otros atributos y cualidades. Desde la forma de mirar, o de hablar hasta la blancura de los dientes pueden ser factores decisivos en la iniciación de una pareja. 
Pero como se desarrolla el amor, es algo inexplicable. Cuando te enamoras, te adaptas, cambias, te amoldas, te acomodas, dejas de hacer muchas actividades que antes formaban parte de tu vida y adoptas unas nuevas costumbres que nunca penaste que pudieras disfrutar. Entras en contacto con la familia, con los amigos de tu pareja, con sus rutinas, con sus virtudes y sus defectos. Y lo aceptas todo sin miramientos porque el amor te ciega, te cambia, te hace ver el lado positivo de todo hasta de los problemas y los defectos o las situaciones perjudiciales para ti. Llegas a crear una necesidad imperiosa de luchar contra el mundo para defender a tu pareja aún poniéndote en contra de otros. Quizá por miedo a quedarte sin esa otra mitad,  quizá porque entiendes que el amor es sacrificio, quizá por cabezonería o por no querer admitir que tu relación es tan disfuncional como una estufa en pleno verano. 
Igual que no se puede definir el amor en términos absolutos, no se sabe como empieza ni donde acaba. El amor igual que las personas cambian, se transforma, se adapta y a veces muere. 
A pesar de la belleza implícita que la palabra engloba y de ser una promesa de felicidad para todo ser humano que de forma natural tiende a relacionarse con sus semejantes, el amor tiene tantas contraindicaciones como auto medicarse. Pues nunca sabes la dosis más adecuada, o la forma de tomarlo o qué hacer si te sienta mal. 
Pero sigue siendo una palabra hermosa, que todos queremos, que todos buscamos. Pero al igual que la vida misma, no siempre sabemos aprovechar. 


Mi Londres sin mi

Había pasado un año desde mi última visita a la maravillosa ciudad de Londres. U año sin ver las gloriosas casas de blancas columnas que inspiraron románticas historias en los libros de Jane Austin. Un año sin ver las calles que albergaron los relatos Dickens o Henry James. Un año sin ver Holland Park y a sus familias haciendo meriendas al sol un domingo por la tarde. Cuanto te echo de menos Londres. Tu preciosa cara blanca con reflejos de nube gris; tus amplias avenidas, crisol de culturas y tendencias; tus innumerables restaurantes, tus parques, tu belleza.
Hace casi dos años que deje de ver tu cara cada día, de pasear entre tu arboles, de recorrer tus calles, tan familiares como ahora desconocidas. Han pasado casi dos años, pero el tiempo no pasa por ti. Desde tu tranquila perspectiva, contemplas la vida de tus habitantes. Desde la calmada belleza oriental de Kyoto Gardens en Holland Park, observas a las familias que meriendan sobre sus mantas en el parque. En Hyde Park, controlas el ritmo de los deportistas que corren bajo los escasos rayos de sol o montan en sus bicis mientras llevan el periódico en la cesta delantera. En Chelsea, te burlas ligeramente de los nuevos pijos de la zona que parecen llevar un equipo de iluminación hasta para ir a hacerse la manicura. 
En Harrod’s miras a las hordas de turistas que se agolpan haciendo cola para comprar sus bolsas de ositos o sus tazas decoradas. Eres testigo de las fiestas y celebraciones alrededor de Leicester Square los viernes por la noche. Y te relajas observando el ir y venir de las calles más comerciales y bulliciosas como Bond Street o Regent Street, las cuales en la locura de sus peatones cargados de bolsas crean una acompasada armonía. 
La gente se queja del clima, de la lluvia que tan frecuentemente arruina el peinado de las chicas el viernes por la noche. Protestan por el precio de las copas, del tabaco, de la vida en general. Dicen de Londres que es una ciudad fría, no sólo por el clima sino por su gente. Londres es un crisol de culturas, la mezcla de razas de todo el mundo hacen de la ciudad un compendio de costumbres, idiomas y personalidades tan variadas como interesantes. Quizá la gente es fría, pero quizá sólo se dediquen a vivir su vida sin meter las narices en la de los demás. Ese es uno de los mayores atractivos de la ciudad, la libertad. Libertad de acción, de expresión, de forma de vestirse incluso. 
Esa libertad de la que carezco en Madrid, rodeada de inquisidoras miradas que te persiguen en el metro, en el ascensor. Esas miradas que leen por encima de tu hombro lo que estás leyendo, o que te miran de arriba a abajo con aire acusador, o que se sorprender y comentan abiertamente si te oyen hablar en inglés por la calle. 
 Las comparaciones son inevitables cuando tu corazón se divide entre dos ciudades. Londres, tan moderna, tan libre y fresca, con tantos lugares y tanta cultura con la que enriquecer cada diña. Una ciudad de oportunidades que premia el esfuerzo del que realmente lucha por su futuro. Un lugar donde realizarse como persona, donde estar en contacto con todas las caras de la sociedad y donde hacer de la vida un lugar donde ser feliz. 

Por el contrario, viviendo fuera siempre sacrificas algo. La familia, los amigos de siempre, la pareja, todas las pequeñas cosas que forman la rutina de tu ciudad natal. Las calles que conoces como la palma de tu mano, las tradiciones a las que nunca les das importancia hasta que te ves privada de ellas. 
He vuelto a Londres y no he echado de menos Madrid, ni a su gente, ni sus calles, ni su ritmo de vida. Incluso estando de visita, tan solo por unos días, me he sentido en casa. Casi podría decir que era la inercia, o el subconsciente quienes me guiaban a través de las calles, de los túneles del metro, de los caminos y de los parques. 
La ciudad ha cambiado muy ligeramente. Sigue inmersa en su rutina viendo la vida deslizarse entre turistas y ambiciosos extranjeros que sólo quieren una oportunidad. Quizá haya algún edificio nuevo, que estaba a medio construir, o algún negocio que ha pintado las paredes obligado por la última inspección de sanidad, o pude que alguna tienda se haya rendido a la opresiva crisis y ahora sea un bazar o una tienda de souvenirs. Pero todo está igual. El verde incólume de sus parques, los edificios financieros tan opulentos e impasibles al paso del tiempo, las tiendas donde yo solía comprar, sus autobuses rojos, sus taxis negros, sus pintas de cerveza al salir del trabajo. Los detalles que me reconfortan al pensar que no estoy allí, a pesar de que mi corazón se quedara. 

Siempre hay algo que sacrificar en la vida, pues no se puede tener todo. La vida no es como uno la planea, igual que no lo es el amor, ni el trabajo, ni siquiera la familia. Pero la autentica vida es aquella que más se parece a lo que soñamos que pudiera ser. Y los sueños, implican sacrificios, pero si contienen un atisbo de felicidad, debemos perseguirlos y jamás dejarlos morir en el conformismo.