martes, 17 de abril de 2012

El día que la Iglesia desaprendió.....

Uno de esos ingeniosos compañeros del gremio publicitario ha inventado una forma de "desaprender". Claro que en el anuncio que pasan por la tele cada cinco minutos, se están refiriendo a una cuenta bancaria. pero estoy segura de que se han basado en la situación por la que pasa la iglesia, por no decir la religión en estos momentos. Y nos hacen pensar que son los de los países árabes que se inmolan, que pelean y luchan en nombre de su Dios los que están mal de la cabeza. Pero como se puede juzgar con tal ligereza cuando la Iglesia en España, la que nos han hecho creer que es "la buena", la que comulga con la leyes del "único Dios verdadero", no para de darnos muestras de que en realidad son ellos mismos los que han perdido el juicio. tema espinoso como pocos, es este de la religión. No se puede comparar la locura que posee a las personas que se inmolan y causan destrozo humano en nombre de ese supuesto Dios que se lo ha mandado, con la crisis eclesiástica que aquí se produce,.... ¿o sí? Aquí se descubren abusos sexuales a menores por parte de los curas, los "máximos representantes de Dios en la tierra"; nos enteramos de que las mojas robaban a los niños a sus madres y les decían que habían muerto, rompiendo así muchísimas familias; tenemos obispos que dicen que la homosexualidad es una enfermedad, que con la terapia adecuada se puede curar, y comparar una opción sexual con la corrupción y el vicio; y luego vemos procesiones en Murcia que salen bailando al ritmo de la archiconocida canción de Michel Telo, "ay si eu te pego". En fin, es que no se si sobran o faltan la palabras. que cada uno saque sus conclusiones.
Es cierto que la fe es una cosa, y la Iglesia con su jerarquía, es otra. Y que cada vez que uno de sus miembros comete un error, los demás, intentan desvincular ambos conceptos para no perder credibilidad, más aún.  Pero no se supone que los representantes de algo, lo que sea, deberían predicar con el ejemplo en lugar de tirarlo por el suelo?  Es como si votas a un político y te entera de que se lleva el dinero de los contribuyentes... Ah que eso también pasa. En fin, llámame atea, descreída agnóstica,... lo que quieras. Pero dejemos ya la pantomima ésta del camino de la fe. Que ya somos todos mayores, y hay cosas que por mucho que lo intenten, son inaceptables. Sólo de pensar que un cura abusa de un niño, que una monja roba al bebé de una mujer, .... son cosas que no sólo me encienden, me repugnan!!! Basta ya de HIPOCRESÏA! 

viernes, 6 de abril de 2012

Semana santa, el desfile del orgullo gay en versión católica


Ya estamos en semana santa. Días de torrijas, huevos de chocolate y demás dulces típicos de extraños nombres como "la mona de Pascua" o los "huesos de santo" . Nombres variopintos, tradicionales e inexplicables que colman los escaparates de las confiterías. Pero detrás de cada fiesta que los profanos infieles celebramos a golpe de cañas y dulces, hay una tradición religiosa. Detrás del cordero navideño, está el nacimiento de Jesús; detrás los bombones de san Valentín, hay un Santo defensor de los matrimonios clandestinos; y detrás de las torrijas, hay un desfile del orgullo gay. Pues las diferencias entre el orgullo gay y la semana santa, cada vez me resultan más difíciles de encontrar. Las procesiones al fin y al cabo son desfiles, en lugar de llevar carrozas con la bandera del arcoíris, se pasean imágenes religiosas con las que conmemorar los sucesos que, dicen, tuvieron lugar hace unos dos mil años. O sea que se está haciendo una fiesta para recordar el sufrimiento de Jesús, de la virgen y el resto de la panda. Es decir, que cogen a un maniquí, lo visten de oro, le ponen flores y lo pasean a "la sillita de la reina". Mientras sus fieles esperan impacientes en las puertas de las iglesias y en los balcones con la copita de fino en la mano, el huevo de chocolate en la otra, a la vez que digieren la torrija del desayuno. Es que hay que vivir la semana santa. Está muy bien esto de que se conmemore la muerte y el sufrimiento durante una semana al año. Te pasas el año pecando, pero llega Abril y se te saltan las lágrimas al ver a tu santo preferido salir a hombros de hombres sudorosos de la iglesia. Todo es respetable, y gracias a la devoción de los creyentes, disfrutamos de estos días de asueto primaveral, a pesar de la lluvia que siempre los acompaña. Que vamos ya podría alguien, el encargado que todo lo ve y lo controla, mandar la lluvia unos días antes o después de la Semana Santa. Porque ya es mala leche que los pobres cofrades se pasen el año preparándose para sacar su paso a la calle y les llueva, después del invierno más seco de los últimos cuarenta años. 
En fin que cada uno sea devoto de lo que quiera, que adore a quien quiera, pero dejemos de convertir las tradiciones en excusa para salir de fiesta, de vacaciones y de días de empacho. Si crees en algo, demuéstralo. Y a su vez respeta a los que no compartimos las mismas creencias. Que bajo el nombre de la semana santa, los comerciantes hacen caja, los hoteles se llenan y el colesterol sube. Y que parece que por soltar unas lágrimas el Viernes Santo, ya nos olvidamos de todo. Porque eso sí, ya podemos ser cardos seteros 360 días al año, pero si hay que conmemorar, se conmemora, y nos hacemos los más devotos del mundo. Si tú lloras, yo más. Y luego empapo las lágrimas en un par de torrijas. 
Está claro, yo no enciendo velas, yo me enciendo. Y no lo puedo evitar. Me enciendo con todo lo que tenga que ver con una religión que en lugar de conmemorar la vida, conmemora la muerte; que en lugar de mirar  hacia adelante, se empeña en hacernos mirar atrás; que encuentra un extraño placer en el sacrificio y la penitencia; y que es tan incongruente que viste a sus santos de oro para que los adoren, pero condena la adoración de otros Dioses. En fin ahí queda otra de mis amargas diatribas contra la religión. Subjetiva, con razón, sin razón, eso queda al gusto de cada uno. Así veo las cosas, y así se las he contado. Que disfruten sus torrijas.