jueves, 10 de noviembre de 2011

Las palabras tienen un poder silencioso


 Las palabras tienen un poder silencioso. Lo que dices, lo que te dicen, lo que te callas, todo ello son un conjunto de algo más que letras. Son intenciones, dobles significados, malas interpretaciones, juegos y sentimientos enredados. Lo mismo te sucede con los blogs, que mas allá de ser un muro cibernético en el que expresarte con claridad sobre lo que te dé la gana, se convierten en una poderosa arma de doble filo y como no escribas con cuidado te puedes cortar. Gracias a ese enmarañado sistema internauta en el que todos navegamos, cada espacio, cada página, enlace, plataforma etc. pueden estar conectados entre sí. De forma que aquello que escribes en twitter, se publica en facebook, aparece en my space, es seguido en tu blog, mandado por email a un amigo que lo convierte en menaje de texto y se lo envía a tu hermana que se lo acaba comentando a tu madre. Está todo tan intrínsecamente conectado que no te vale de nada bloquear a ciertas personas de tu facebook, entiéndase por ciertas personas a los ex novios o las madres, porque de alguna forma la información que pongas en internet llegara a los más recónditos oídos. Aquello del mensaje en el contestador, de la postal desde la playa o la llamada a cobro revertido son sistemas tan obsoletos que han quedado relegados a los capítulos de Cuéntame. Por lo que llegado a este punto en el que empiezo a recibir privados preguntando si lo que escribo es verídico, si está relacionado con alguien en particular, si los hechos han sucedido como los cuento, he de decir que ni si, ni no, sino todo lo contrario. Lo dejo a la imaginación del lector. Y que cada uno se quede con lo que quiera. Pero este tema me hizo preguntarme si no estamos pasando los límites de la libertad de expresión. Gracias a la profusión de las diferentes redes sociales, conocemos más de la vida privada de los demás que de la nuestra propia. Acabamos ligando cada acontecimiento a Facebook, cada pensamiento es compartido en Twitter, cada rayada de cabeza es discutida en tu blog. Y cuando por fin tienes una conversación cara a cara con alguien implicado físicamente en tu vida, parece que las palabras se atacan en tu garganta. Ya sea por miedo o por vergüenza o por no saber articular sin la opción del diccionario del móvil, no te atreves a decir lo que piensas a la cara de nadie. Pero, eso sí, tu estatus de Facebook siempre esta actualizado, tus fotos están subidas, tus blogs están escritos. ¿Nos estamos relacionando realmente con tanta navegación o solo nos estamos hundiendo en el silencio? Te vas de vacaciones y solo sacas la cámara pensando en las fotos de perfil tan buenas que te van a salir, vas de fiesta y  compartes hasta el numero de copas que te has tomado; acabas como las grecas tirada en una esquina y toda la comunidad internauta debe saberlo; tienes resaca por la mañana y hay que compartirla también, pues de qué sirve tenerla sino es para alardear de que es fruto de una pedazo de juerga que te corriste la noche anterior. Dicen que el que no sabe enseñar, hace; y el que no sabe hacer algo, enseña. Estamos acaso llegando a un punto en el podemos decir, quien sabe vivir, disfruta; quien no vive, facebook. El poder de internet y la calidad que puede aportar a nuestras vidas es indiscutible. Puede usarse como medio de promoción, como plataforma publicitaria, como herramienta de Marketing, etc. Algo especialmente útil para aquellos que no han decidido venderse a los carroñeros programas de televisión, y solo quieren enseñar su arte al mundo. La información está al alcance de todos, internet ayuda a los niños en los estudios, revolucionando los trabajos de documentación, la simultaneidad de comunicación que te permite, no solo obtener información y respuestas en tiempo real, sino hacer compras, hacer negocios, estar enterado de todo lo que sucede en la sociedad, como una ventana al mundo en la intimidad de tu salón, con algunas de las ventajas que el buen uso de internet proporciona. Pero ¿cómo saber donde eta el límite entre lo que es bueno o normal y lo que empieza a ser un comportamiento de alto riesgo? quizá la clave está en el número de veces que compruebas tu correo electrónico, la cantidad de fotos que subes, cada vez mas provocativas, el numero de "amigos" que tienes en facebook, aunque no te hables con la mayoría desde hace años, o la frecuencia con la qué practicas "net sex" a distancia. En fin, que es lo normal es una difícil pregunta y yo no sé la respuesta, solo pretendo lanzar esta cuestión al vacio. Por ahora, me voy a actualizar mi estado de facebook, que hace ya un rato que no me conecto. Happy net!