Otra alternativa para huir
del calor del verano y de los dramas cinematográficos que parecen colmar las
pantallas de los cines este verano, es disfrutar de un buen rato de risas en La
Chocita del Loro, lo que se suele llamar comúnmente "el club de la
comedia". Un variado grupo de monologuistas populares como Santi Rodríguez,
Bermúdez o Juan Aroca, forman parte del gran elenco de actores que aseguran las
risas durante todo el espectáculo. La última visita fue para escuchar a Alex
clavero, treintañero algo desarrapado que parece acabar de salir de algún antro
de Malasaña capaz de ganarse al público nada más empezar. Álex representa
"Ríete tú de antaño". Un monólogo de casi dos horas en el que revives
a cada instante los enternecedores momentos de la infancia. La nostalgia juega
n papel importantísimo en la función, haciendo que los espectadores vuelvan a
sentirse como niños en pleno crecimiento recordando los grandes momentos de la
vida. Las primeras citas, las regañinas de las madres con la zapatilla en mano,
la curiosidad por todo, las vagas explicaciones de los padres ante los temas
incómodos, y todas aquellas frases celebres que los padres nos han dicho en
algún momento durante nuestra infancia; detalles que hacen que hasta el más heterogéneo
de los grupos se sienta un poco más unido. Pues, más allá de la procedencia,
estado o edad, parece que todos hemos vivido esos momentos tan definitorios
mientras crecíamos.
Un viaje
hacia la infancia a través de la nostalgia sin olvidar las comparaciones con la
vida actual. La fiebre de internet, las tabletas, y el resto de aparatos
tecnológicos que se supone que hacen la vida más fácil sin los que no podemos
vivir, pero que jamás necesitamos cuando éramos niños.
Una discreta
llamada a la reflexión en cuanto a la simplicidad perdida, la falta de
comunicación que parece estar muriendo a manos de "What´s app".
Un rato de
lo más divertido con una atmósfera especial. El teatro no está distribuido en
filas de butacas sino en pequeñas mesas de bar con sillas, ciertamente
agolpadas para dar cabida a todos los espectadores. Durante el espectáculo se
puede disfrutar de una copa y un aperitivo, o varios, y amenizar aún más la
velada. Si ya se pudiera fumar en el teatro, sería el plan perfecto.
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