sábado, 7 de febrero de 2015

ONNA en el café Berlín


EL frío no hace que un buen madrileño se quede en casa un viernes por la noche. Ni el frío ni el cansancio de una agotadora semana ni siquiera  la famosa crisis de la que todos hablamos nos deja sin una noche de diversión. Y es que tras todos esos problemas que arrastramos en la mochila de lunes a viernes han de olvidarse con la llegada de "el finde". Opciones, cientos; decisiones, pocas. Esa suele ser la norma cuando se trata de decidir qué hacer. La ciudad nos ofrece un abanico de posibilidades casi infinitas para disfrutar de algo nuevo cada día que salimos de casa. Aunque siempre acabemos en el bar habitual bebiendo cerveza y comiendo patatas fritas. Por ello cuando alguien te propone un buen plan, organizado y que no requiere ninguna preparación e lógico lanzarse a él sin pensarlo. 
Lugar: café de Berlín
Evento: concierto ONNA
Una de esas noches que empiezan con no más que un ligero entusiasmo y con ganas de poco más que de meterse en cualquier lugar calentito que resguarde del inesperado frió que asola la ciudad. 
Una de esas noches cualquiera que acaba reconciliándote con la gente, por ser simplemente bonita. 
De la mano de un nuevo grupo que gracias a sus esfuerzo y dedicación se abre paso en el panorama musical disfrutamos en EL Café Berlín de una sesión de buena música en un ambiente bohemio y hasta decadente que nos transportó a uno de esos cafés encantadores de París donde sólo la gente "guay" se reúne para escuchar música y hablar de los grandes problemas del mundo. Un pequeño paréntesis en el caótico ritmo urbano. Un precio muy razonable por una buena sesión de música en directo en un ambiente familiar, con algunas caras habituales en estos eventos que descansaban sus copas sobre pequeñas mesas de madera y rasgadas butacas de terciopelo rojo. 
Y es que a pesar de mis habituales quejas Madrid a veces te sorprende con un lugar especial que simplemente te hace disfrutar, que te permite evadirte  deja que la música te atrape. 

Sin problemas, sin pensar, sin organizar... una noche espontánea. Y ya sabemos que las noches espontáneas siempre son las mejores. 


"se feliz, nadie lo será por ti"