Empezar el día pensando en
cada cosa positiva que nos rodea. Simple facil.
Suena casi
a un manido proverbio, eso de que la vida es maravillosa, que hay que
disfrutarla y que hay que hacer grandes cosas que nos hagan sentir cada vez más
vivos. Pero y qué hay de las pequeñas cosas que a diario nos reconfortan, nos
alegran y hacen felices. La simplicidad de una taza de café por la mañana, los
cinco minutos remolones en la cama en una mañana muy fría; esos segundos en los
que el viento deja de soplar y por un instante dejamos de tener tanto frío;
esos minutos de más bajo el agua caliente en la ducha; el primer mordisco a un
delicioso "cupcake" que tan de moda se ha puesto; el momento
culminante de nuestra canción favorita que nos impele a agarrar un imaginario
micrófono y cantar como si no hubiera un mañana.... Pequeñas cosas que reconfortan,
que alegran, que nos dan una silenciosa paz. Sólo apreciamos esos detalles
cuando nos faltan, igual que echamos de menos a alguien cuando se marcha, o el
pelo rizado cuando cae lacio sobre los hombros, o el verano cuando es invierno
o el frío cuando agosto seca las calles. Y porqué no apreciarlo a diario,
porqué no pararse un segundo, un diminuto segundo para tomar aire y apreciar
cada instante del día.
Estoy
tomando una taza de café, escuchando Edith Piaf en el ordenador y escribiendo
algunas palabras. Y ahora no importa el resto del día, no importa el trabajo,
no importa nada ni nadie más que yo y mi momento.
Prueba a
encontrar ese momento especial cada día y hazlo tuyo. Saborea ese instante de
relax que sin saberlo te da la paz necesaria para enfrentarte a la jornada, a
la gente y a la vida.
"Haz
que cada segundo que muere en el reloj viva eternamente en tu corazón"
https://www.youtube.com/watch?v=7I7u_XLtFa0