La feria del libro este año
abre sus puertas con la amenaza del Ebook sobre las cabezas de sus casetas. Son
tiempos difíciles en general para la cultura, so sólo por el abusivo IVA que grava
sus productos, sino por ese apogeo tecnológico que llena nuestras vidas de
hedonismo e instantaneidad. Libros electrónicos, plataformas sociales, mensajes
de twiter que bombardean nuestros teléfonos, comunicación en internet y
silencio entre las personas. Son algunos de los avances que nos hacen "des
avanzar". Parece casi quimérico pensar en encontrar a alguien disfrutando
de un libro en el parque, o un poco de buena música o un coloquio literario.
Por ello es refrescante ver y participar de eventos culturales que, quizá
porque son gratis y atraen a algunos famosos, aúnan a gente de todas las clases
y condiciones en un intento por empaparse de esa olvidada cultura.
La Feria
del libro congrega cada año a algunos de los autores más aclamados del panorama
nacional y a algunos del internacional que dedican algunos minutos a firmar sus
libros. Haciendo así, que se forme colas de varias horas con todos aquellos que
no se han rendido a la generación "e", que han dejado sus "targets
en casa y han decidido pasar una tarde en compañía de las palabras.
Espectáculos
para niños, a la vieja usanza que dirían las abuelas. Teatrillos de marionetas
y títeres, lecturas de cuentos y globos para arrancar las sonrisas de los más
pequeños. Iconos de la televisión, como algunos osan a llamarlos como Mario
Vaquerizo se suben al tren editorial y firman ejemplares entre humo y
cerveza.
Casetas
luciendo sus mejores iros, o al menos los más vendidos; curiosos que ven a la
gente agolpada en una caseta y se detienen a captar esa instantánea de alguien
que han visto en la tele. Sabina aparta el humo de sus cigarrillos para dejar
caer una confusa firma sobre algún disco o página impresa; jóvenes promesas que
se emocionan con cada lector que les visita y conoce; autores consagrados que
preferirían estar en algún café entre amigos pero que se deben a sus público y
editor y aguantan el calor de la casera estoicamente mientras regalan sus
autógrafos. Usuarios de Facebook que no esperan ni un segundo para subir la
foto de su ídolo. Sea como sea, entre palabras y granizados de limón, la feria
cuenta con el calor de los lectores, los rayos del sol, la armoniosa melodía de
pájaros distintos de las sucias de palomas de la ciudad. Un paraje
incomparable para enmarcar este pequeño guiño a la traición más hermosa de
todas. Leer.
Y allí,
entre el humo de Sabina y las cervezas de Vaquerizo, aparece uno de los autores
más aclamados a nivel internacional que consiguió enamorar a jovencitas de todo
el mundo con sus personajes macarras con los que todas las chicas han soñado
alguna vez. Federico Moccia. Aparece con su inconfundible gorra azul, con aire
de acabar de levantarse de la cama y con la seductora expresión de quien nunca ha
dejado de enamorar a féminas. Simpático, agradable, dispuesto a pasar el tiempo
necesario con cada "fan" sacándose fotos, firmando y hasta
chapurreando alguna palabra en castellano.
Aunque
quizá la cercanía, el encuentro con alguno de tus ídolos puede hacer que le
veas menos grandiosos de lo que son. Es en esos momentos cuando te das cuenta
de que en el fondo son sólo seres humanos, que todos podemos ser iguales, que
nadie es perfecto por muy famosos que sean. Por ello, una vez que esa idea, o
ideal, desaparece, sólo la desnuda palabra permanece.
La
palabra, capaz de dejarte sin habla, sin aliento. Capaz de emocionarte y mantenerte
pegado al libro que tengas entre manos.
"uno
es dueño de sus pensamientos, pero esclava de sus palabras"
http://www.ferialibromadrid.com/
https://www.facebook.com/FedericoMocciaOficial?fref=ts