sábado, 25 de enero de 2014

Era sólo una más, un alma perdida en el mar.

Con la cabeza agachada
entró en el metro aquel día
deseando tener otra vida
arrastrando años de oportunidades perdidas

Sus ojos llenos de inviernos,
Sus mejillas, de primaveras rosadas.
Con sus cabellos antaño dorados,
mientras todos la observaban.

Alzaba una mano trémula
al frío aire de aquel vagón
pedía una ayuda discreta
diciendo sólo "por favor".

Sólo encontró otras miradas,
algunas decepcionadas,
otras, mas asqueadas
Otras, ni siquiera miraban.
.
Muchas se escurrían,
en libros y revistas se perdían
No miraban hacia arriab,
desde sus burdas tecnologías.

Con paso lento y tembloroso
cargaba su pena en el bolso
un monedero vacío
un vagón de corazón frío.

De punta a punta lo recorría
con la poca esperanza que tenía
con una reverenciaa suave,
cualquier limosna agradecía

Llegó al final del vagón
con la mano medio vacía
aquel día ganó el egoísmo,
del que ayudar no quería.

Era sólo una más
un alma débil perdida en el mar
sólo una pobre anciana
que la vida no quiso ayudar

Y cada día recorre
 alguna línea de metro
amparada en el consuelo
de encontrar monedas en el suelo.