miércoles, 9 de abril de 2014

¿son los sueños un lujo o un bien de primera necesidad?

Si Calderón dijo que "los sueños, son sueños son", me pregunto qué diría ahora que vivimos en unos tiempos tan difíciles en  los que soñar es un lujo. La vida se basa en los sueños, más o menos importantes, más o menos realizables, pero lo cierto es que nos pasamos la vida soñando. Nada malo en ello podemos encontrar, a menos que esos sueños no se han realidad. quizá la excesiva exposición a las películas animadas, a los dibujos, a los cuentos, nos hacen creer que la vida nos dará todo aquello que deseemos, no sin antes trabajar duro para conseguirlo, pues como las moralejas, y los padres, se encargan de enseñarnos, nada hay que no requiera esfuerzo. 
Quizá esa sea una de las primeras mentiras que encontramos en nuestra tierna infancia, ya que los padres, en un intento por enseñarnos el verdadero valor de las cosas, nos hacen creer que todo merece esfuerzo, que la recompensa por el trabajo bien hecho es más gratificante que lo que no ha requerido ningún esfuerzo. Pero al crecer te das cuenta de que, mientras aún estás persiguiendo tus sueños y trabajando curo para hacerlos realidad, hay gente que consigue lo que se propone sin merecerlo, sin trabajar por ello, sin esforzarse. Véanse los famosos de medio pelo que por contar el último polvo con otro de su calaña, se embarcan en carreras de las que no sabían ni si se estudiaban en la universidad. Famosillas que escriben blogs, aunque sea para copiar a otras, cantantes de poco éxito que diseñan ropa, golfos de profesión o "niños de papá" que escriben libros, aunque tengan a un equipo de "ghost writers" detrás.... En fin, lo que es el intrusismo de toda la vida. Puede decirse que ellos han cumplido sus sueños, mientras otros siguen peleando por ellos. 
Pero eso no nos desanima, seguimos al pie del cañón, planteando metas, imaginando destinos, ideando planes de vida. Algunos los conseguimos, oros no, pero eso nos hace dejar de soñar. 

Pero como decía toda la vida se basa en soñar. Por mucho que la gente predique con la famosa frase "Carpe Diem", que han oído alguna vez en un libro o en una página de citas famosas, lo cierto es que realmente se encuentran muy pocas personas que dirijan sus vidas en base a esta filosofía. 
¿cómo es posible vivir al día en un mundo en el que debes empezar a pagar una hipoteca nada más terminar la universidad, dónde lo del año sabático parece un mito de la historia de un país, donde las familias han de ayudarse más que nunca para pagar las facturas? Y eso sólo por nombrar algunos ejemplos. Antes buscabas trabajo, y podías darte el lujo de seleccionar el que más te gustase, el mejor pagado o darte “le capricho” de solicitar un aumento de sueldo al considerarte un candidato más que válido para el puesto. Ahora, te conformas. Te ofrecen menos que a tu compañero por llevar menos tiempo en la empresa, y te resignas. Te dan menos opciones que a tus homónimos en otros países, y te aguantas. Te cambian el horario para cubrir turnos que antes llenaban otras personas, y te consideras afortunado por tener más horas aunque sólo veas a tu familia cinco minutos a la semana.  Todo ello hace difícil soñar.
Pero aún así, mantenemos la esperanza de que haya algo más allá de lo que la realidad nos pone delante.

Llamémoslo religión, en algunos casos; digamos que son quimeras; pongamos que son esperanzas. EL caso es que sin sueños no podemos vivir, pues la vida sería demasiado triste sin esas pequeñas o grandes ideas que nos hacen luchar cada día, que nos hacen levantarnos y pensar que las cosas serán mejor.
Al igual que la niña que sueña con ser princesa; el niño que sueña con ser futbolista; la joven que quiere ser actriz; el muchacho que aporrea una guitarra pues quiere ser cantante; las mujeres que sueñan con la igualdad; los hombres que sueñan con…. Mejor dejémoslo ahí.
Todos tenemos sueños, y cuando no se cumplen fabricamos otros con la imaginación y el deseo de mejorar aquello que no nos gusta. Pues al final, es lo único que nos queda, soñar. Despiertos o dormidos. Necesitamos pensar que la vida nos recompensará, ya sea en este mundo o en el siguiente, que nos dará finalmente un premio al esfuerzo, un Óscar honorífico a una vida de sacrificios que nunca nos dio premio alguno.
No se sé si conseguiré mis sueños, pero nunca dejaré de tenerlos. 


“los viejos sueños, fueros buenos sueños. No se realizaron, pero me alegro de haberlos tenido”.