Parafraseando a compañeros dedicados al infumable papel cauche,
"vamos a tratar un tema de rabiosa actualidad". La política. La política
parece haberse hecho dueña de nuestras vidas y ha pasado a ser algo de lo
que sólo unos cuantos pedantes hablaban en las reuniones de empresa a un tema
candente presente hasta en el primer café de la mañana de la mano de los
noticiarios, del camarero que tarda más de la cuenta en hacer el zumo natural,
o del taxista que airea una bandera española que cuelga del retrovisor. Muchos
son los que hablan de política y se consideran entendido por el hecho de opinar
sobre el caso Bárcenas, o por conocer las cifras del paro que, en Septiembre,
ha subido de nuevo. Pero de dónde viene el término "política",
y qué significa, deberían ser las dos primeras preguntas a contestar. Qué es la
política, durante siglos se entendía la política como el medio de llegar a
acuerdos y tomar decisiones que resultarán beneficiosas para una comunidad
determinada. El pueblo elegía a sus representantes para que les dieran voz
frente a sus señores feudales, a sus gobernantes o reyes. Ahora, el pueblo
sigue eligiendo sí, pero no a sus representantes, sino a aquellos que sean
"menos malos" o "menos corruptos". Y no les eligen por la
cantidad de mejoras que puedan implantar en la comunidad sino por el número de
vagas promesas que puedan incluir en su plan electoral. Una de las primeras
definiciones de "política", nos la ofrecieron los griegos que a
través de sus estudios en "la Academia", se crearon documentos y
escritos que reflejaban las inquietudes del pueblo. En la antigua Grecia ya se
observaban pequeñas "polis", de donde viene la palabra política, que
eran consideradas como grupos o asociaciones que luchaban por un fin común.
Pero la política se remonta en realidad a tiempos mucho más antiguos. Podemos
situar sus orígenes en el neolítico, cuando la sociedad empezaba a asociarse y
a formar uniones que les hicieran más fuertes ante los peligros de la vida de
entonces. Por lo que era preciso erigir líderes de opinión y gobierno, ya
fueran jefes de tribus o bravos guerreros que velaran por el bienestar de la
comunidad. Pero esa definición ha quedado más que obsoleta en estos tiempos.
Quién entiende de verdad lo que la política significa cuando la representación
ciudadana está sesgada por la corrupción, por la cantidad de político de medio
pelo que se pasan las mañanas discutiendo en el congreso como si fuesen niños
en el patio del colegio. Cómo confiar en estos personajes que ganan en un mes
lo que una persona normal gana en un año. Cómo fiarse de alguien que delante de
millones de personas dice jocosamente que lo mejor de Madrid es tomarse
" a cup of café con leche". Con semejante representación
internacional, quizá sea hora de dar una nueva definición a la palabra
política. Dejar de pensar en los modelos utópicos modelos propuestos por los
griegos en los que el líder era una persona que velaba por los intereses de la
comunidad y aceptar el hecho de que por muchas promesas que nos hagan, cada uno
debe velar por sus intereses particulares.