lunes, 21 de octubre de 2013

Consecuencias inconsecuentes.

Al decir consecuencia, solemos entender que hablamos de un resultado malo a un proceso cualquiera. Las consecuencias de las malas decisiones, de decir la verdad, de romper con alguien, etc. son algunas de esas situaciones en las que las consecuencias tienen una interpretación generalmente negativa. 
"No es necesario decir todo lo que se piensa, es necesario pensar todo lo que se dice." 
Esa es la frase de hoy. Qué gran verdad se esconde tras estas pocas palabras. Acostumbramos a interactuar con tanta gente nueva y desconocida que a veces, por encajar más fácilmente, diluimos nuestra personalidad entre la opinión general. Llegamos a fundirnos en una amalgama de personas y personajes que, más que resultarnos agradables o interesantes si quiera, nos parecen útiles en un momento determinado. Esto es un mero intento de integración. El apartar nuestra personalidad y guardar las opiniones más sinceras en el bolsillo se basa en la necesidad de pertenencia al grupo en el que nos encontramos. Podemos decir que el no llevar la contraria a un argumento determinado o el no expresar nuestra opinión sobre un tema sensible, se debe a un esfuerzo por resultar agradable o por no herir o molestar a los demás interlocutores. Un argumento tan plausible como falso. Pues la mayoría de las veces no decimos en realidad lo que pensamos por el miedo al rechazo. A cualquier persona le gusta resultar agradable y simpática, y especialmente el dar una buena primera impresión. Pero el miedo nos paraliza, nos integramos en la conversación adoptando una expresión, postura o posición que difiere notablemente de la innata a la persona para, bien, no destacar, bien para conseguir la tan ansiada aceptación popular. 
Es el miedo a la reprobación social el que nos paraliza y nos hace que la libertad de expresión sea, a veces, una simple quimera. 
La definición de consecuencia nos dice que se debe establecer una relación entre las premisas, opiniones o pensamientos que la persona tiene y los actos finales, resoluciones o desenlaces de una situación cualquiera. 
La consecuencia sintáctica se basa en el enlace de pensamientos con un orden lógico. Mientras que la semántica se basa no sólo en las palabras, sino en el significado de las mismas. 


Somos realmente consecuentes o simplemente nos adaptamos como seres miméticos al entorno.