Al decir consecuencia,
solemos entender que hablamos de un resultado malo a un proceso cualquiera. Las
consecuencias de las malas decisiones, de decir la verdad, de romper con alguien,
etc. son algunas de esas situaciones en las que las consecuencias tienen una interpretación
generalmente negativa.
"No es necesario decir todo lo que se piensa, es necesario
pensar todo lo que se dice."
Esa es la
frase de hoy. Qué gran verdad se esconde tras estas pocas palabras.
Acostumbramos a interactuar con tanta gente nueva y desconocida que a veces,
por encajar más fácilmente, diluimos nuestra personalidad entre la opinión
general. Llegamos a fundirnos en una amalgama de personas y personajes que, más
que resultarnos agradables o interesantes si quiera, nos parecen útiles en un
momento determinado. Esto es un mero intento de integración. El apartar nuestra
personalidad y guardar las opiniones más sinceras en el bolsillo se basa en la
necesidad de pertenencia al grupo en el que nos encontramos. Podemos decir que
el no llevar la contraria a un argumento determinado o el no expresar nuestra
opinión sobre un tema sensible, se debe a un esfuerzo por resultar agradable o
por no herir o molestar a los demás interlocutores. Un argumento tan plausible
como falso. Pues la mayoría de las veces no decimos en realidad lo que pensamos
por el miedo al rechazo. A cualquier persona le gusta resultar agradable y
simpática, y especialmente el dar una buena primera impresión. Pero el miedo
nos paraliza, nos integramos en la conversación adoptando una expresión,
postura o posición que difiere notablemente de la innata a la persona para, bien,
no destacar, bien para conseguir la tan ansiada aceptación popular.
Es el
miedo a la reprobación social el que nos paraliza y nos hace que la libertad de
expresión sea, a veces, una simple quimera.
La
definición de consecuencia nos dice que se debe establecer una relación entre
las premisas, opiniones o pensamientos que la persona tiene y los actos
finales, resoluciones o desenlaces de una situación cualquiera.
La
consecuencia sintáctica se basa en el enlace de pensamientos con un orden
lógico. Mientras que la semántica se basa no sólo en las palabras, sino en el
significado de las mismas.
Somos
realmente consecuentes o simplemente nos adaptamos como seres miméticos al
entorno.