Continuando con este
arrebato en favor de Madrid, que nunca suelo tener. Vamos a dedicar un ratito a
la oferta cultural de ocio que nos ofrece la ciudad a las puertas del
invierno que parece que jamás va a llegar. Apenas hemos empezado el otoño y he
preparado chaquetitas y pañuelos para el cuello para complementar mi look, y me
paso el día cargando con ambas prendas en la mano. Pues, a pesar del
refrescante aire que me anima por las mañanas al salir a trabajar, siempre las
12 del mediodía me recuerdan que Madrid puede ser tan asfixiante en otoño como
en verano. En verano pasas mucho calor pero llevas ropa ligera. En otoño pasas
algo menos de calor pero cargas con la chaqueta, la bufanda para no resfriarte
por la mañana, o el sombrero si osas ponerte uno ya que sabes que todos te van
a mirar por llevarlo. Con tanto cambio de tiempo no es fácil planear el tiempo
de ocio a menos que te pases el día en un abarrotado centro comercial con aire
acondicionado y zona de fumadores. Como no es lo más apetecible el pasar un día
rodeada de niños gritando y tirándose las patatas fritas que tardan horas en
comerse, y colas interminables para comprar un puñado de cosas que no
necesitas, vamos a proponer alternativas. Esas actividades que sólo hacen los
turistas que visitan la capital, y que a veces nos resultan tan desconocidas
que parece que no vivimos en Madrid. A veces las garras de os bares, el aroma
de la cerveza y el sabor de los pinchos en las terraza que ahora se pueden disfrutar
todo el año gracias a las lámparas de calor, hacen que falte tiempo para hacer
actividades más culturales. Estas son las sugerencias del día.
El clásico
"nos hacemos un cine", ofrece la posibilidad de disfrutarlo por el
módico precio de unos 3euros por persona al registrarse en la página "la
fiesta del cine". así se soportarán mejor las dos horas de peli con un tío
al lado roncando, un niño que golpea tu silla como si estuviese matando
cucarachas, o una mujer que no oye nada y se pasa la peli entera
diciendo"¿qué ha dicho?"
Si lo que
buscamos es un poquito de aire fresco con algo interesante que ver de paso,
Parque Europa me parece una buena alternativa para disfrutar de los últimos
coletazos de calor del año y observar algunos de los monumentos más
representativos del "viejo continente". A escala eso sí, por lo que
la perspectiva de las fotos contará mucho para conseguir la mejor
"caption" de Instagram.
Entre la
variada oferta de pinacotecas de las que hace gala la capital, destacaría el
museo Thyssen. De pago, claro. Pero dado el precio que ha puesto el Prado por ejemplo,
prefiero invertir mi dinero en alguna de las maravillosas exposiciones
temporales del Thyssen. Sin menospreciar a las grandes obras pictóricas
exhibidas permanentemente, recomendaría la exhibición actual "el surrealismo
y el sueño". Una exposición donde dar rienda suelta a la imaginación
dejando que la perfecta rareza de cada obra, nos lleve en un viaje por los
sueños y la fantasía. Una mezcla de realidad y ficción en perfecta
armonía.
Para los
que se animen a practicar la lengua del la pérfida Albión, le animo a que hagan
un intercambio de idiomas al tiempo que disfrutan de un vinito, unas tapas o un
paseo por la montaña, les animo a que visiten la página "lingo bongo".
Allí se ofrecen, además de clases particulares, numerosas actividades, intercambios
lingüísticos, quedadas y tertulias en diferentes idiomas.
Y si lo
que buscamos es una actividad para toda la familia, sin arrasar con los ahorros
en algún parque temático, este es un buen momento para introducir a los más
peques en el mundo de la cultura. ¿Por qué no disfrutar del encanto bucólico
del museo del Romanticismo? Éste es unos de mis lugares favoritos, sonde a
través de sus cuadros, decoraciones e infinitos detalles caseros, el visitante
puede sumergirse en un mundo totalmente distinto del que vemos a diario. Desde
su fundación el museo, ha sido un claro símbolo de elegancia. Desde su céntrica
localización en la calle San Mateo, ofrece actividades para todos los públicos
y edades. Cuentacuentos para los más pequeños, música en directo y talleres
creativos son la perfecta combinación de educación y cultura.
Y para
terminar, porqué no tomarse un elegante té al más puro etilo inglés en "el
Café del Jardín" del museo. Entre tazas de porcelana y manteles de hilo,
de esos que jamás ponen en los bares donde comemos a diario, podremos disfrutar
de una agradable tertulia.
Y nada más
por hoy, hagamos sitio a la cultura en nuestras vidas. Cambiemos la cerveza por
un bebida caliente y lo bares por un museo. Sera sin duda más enriquecedor.
Happy Weekend!!