domingo, 13 de octubre de 2013

las palabras bonitas

Navegando por internet en un intento de encontrar la inspiración necesaria para el último artículo que estoy escribiendo, me he topado con un blog que se llama "las palabras más bonitas en español". El blog propone un espacio en el que cada participante propone sus diez palabras preferidas, ya sea por la sonoridad, el significado o por la utilización de las mismas. Me ha parecido una fabulosa idea. Un lugar donde compartir los sonidos que nos llenan la boca al pronunciarlos. Me emocionan los lugares donde la palabra es la protagonista y no lo que se dice con ellas, sólo se admira la belleza intrínseca de cada sílaba, letra, sonido por lo que son. Dejando aparte algunos comentarios de los graciosos de siempre que consideran que los exabruptos son palabras hermosas, podemos encontrar respuestas interesantes. Desde los que dicen que la simple palabra "zanahoria" les parece una combinación sonora perfecta a los que utilizan términos de gran significado como "honestidad", "libertad" o "sinceridad".  Sorprendentemente una de las palabras que más se repite en el blog es "amor". Amor es quizá el término más difícil de definir ya que, como cualquier sentimiento es totalmente subjetivo y tiene tantas variante como personas hay en el mundo. Existen muchos tipos de amor, el que tienes a la familia, a los hijos, a los hermanos a los amigos y hasta a tu perro. Pero cuando se habla de amor, se entiende que es el sentimiento que se crea en el núcleo de una pareja. 
Amor, un sentimiento que, sin obedecer a normas, parámetro o lógica alguna, se desarrolla entre dos personas que comparten, no sólo una atracción sensorial, sino un sentido de pertenencia, dependencia y preocupaciones mutuamente. EL amor es tan complicado que aventurarse a dar una definición sería como una clase de matemáticas avanzada, en la que no importa las veces que te expliquen cada concepto, simplemente no lo entiendes. 
El amor viene definido por una atracción entre los interesados. Dicha atracción corresponde muchas veces al mero aspecto físico, pero otras, se refiere a otros atributos y cualidades. Desde la forma de mirar, o de hablar hasta la blancura de los dientes pueden ser factores decisivos en la iniciación de una pareja. 
Pero como se desarrolla el amor, es algo inexplicable. Cuando te enamoras, te adaptas, cambias, te amoldas, te acomodas, dejas de hacer muchas actividades que antes formaban parte de tu vida y adoptas unas nuevas costumbres que nunca penaste que pudieras disfrutar. Entras en contacto con la familia, con los amigos de tu pareja, con sus rutinas, con sus virtudes y sus defectos. Y lo aceptas todo sin miramientos porque el amor te ciega, te cambia, te hace ver el lado positivo de todo hasta de los problemas y los defectos o las situaciones perjudiciales para ti. Llegas a crear una necesidad imperiosa de luchar contra el mundo para defender a tu pareja aún poniéndote en contra de otros. Quizá por miedo a quedarte sin esa otra mitad,  quizá porque entiendes que el amor es sacrificio, quizá por cabezonería o por no querer admitir que tu relación es tan disfuncional como una estufa en pleno verano. 
Igual que no se puede definir el amor en términos absolutos, no se sabe como empieza ni donde acaba. El amor igual que las personas cambian, se transforma, se adapta y a veces muere. 
A pesar de la belleza implícita que la palabra engloba y de ser una promesa de felicidad para todo ser humano que de forma natural tiende a relacionarse con sus semejantes, el amor tiene tantas contraindicaciones como auto medicarse. Pues nunca sabes la dosis más adecuada, o la forma de tomarlo o qué hacer si te sienta mal. 
Pero sigue siendo una palabra hermosa, que todos queremos, que todos buscamos. Pero al igual que la vida misma, no siempre sabemos aprovechar.