En otro de los viajes internautas que acompañan el
primer café de la mañana, con un cigarrillo en la mano y el extraño y ausente
sonido del deprimente noticiario de la televisión, he encontrado una frase que
me ha inspirado tanto que no he tenido más remedio que dedicarle unas
palabras.
"nadie merece tus lágrimas, y quien las
merece, nunca te hará llorar".
SI analizamos la frase, está cargada de verdad.
Nadie debería hacerte daño si te quiere. Pero, qué sucede entonces con el
refranero popular que nos enseña que "quien bien te quiere te hará
llorar".
A quienes se refieren estas frases. ¿Será que el
refrán sólo es una excusa para justificar las prohibiciones y regañinas de los
padres que te hacen enfadar cuando eres pequeño? o ¿para justificar el
sufrimiento por la pareja cuando la relación hace aguas, o quizá para excusar a
las amigas que te dicen que algo no te sienta bien, pensando en tu propio
beneficio?
Quizá no sea posible concebir una relación, más
allá de ser de pareja, de amistad o fraternal sin algo de dolor. Porque
aquellas personas que te importan, te preocupan, te hacen pensar, te mantienen
en vela en algunas ocasiones. Y es entonces cuando te das cuenta de lo mucho
que significan para ti.
Supongo que la clave está en saber ¿cuando algo es
demasiado para soportarlo?
Los seres humanos tenemos una capacidad muy extensa
para superar el dolor que la vida nos inflige. Nos recuperamos de la perdida de
personas queridas, de los sueños rotos, de las esperanzas perdidas. Pero cuanto
debemos aguantar, o mejor dicho como saber lo que debemos aguantar. Sería mejor
enfrentarse a los problemas y a las personas que nos hacen sufrir desde el
principio, o esperar hasta que el viento amague y mejoren las cosas?
¿Cómo saber cuando "enough is enough"?